lunes, 15 de septiembre de 2008

Atención: pregunta

¿Por qué los abre-fácil nunca són abre-fácil ?

CASO 1:


Una bolsa de queso rallado: tiras del cortecito que hacen en el extremo y:
a) o directamente no se rompe (lo acabas cortando con una tijera o, en su defecto, con los dientes)
b) o se rompe sólo la esquinita (y lo acabas cortando con una tijera o, en su defecto, con los dientes)
(Este caso también se da mucho con los sobrecitos de ketchup, mayonesa, etc)

CASO 2:




Los bricks de leche. Ahora muchos vienen con tapón de rosca, pero aún quedan de los que llevan el taladrado ese de puntitos, en teoría para facilitar la apertura. Un par de comentarios al respecto:
Primero) el brick por dentro está forrado de un plastiquito que, al intentar rasgar la punta del brick con las manos por la línea de puntos (el ábre-fácil), impide la apertura porque éste no se rompe, y hay que romperlo a lo bruto (con el dedo) o con una tijera (volvemos a recurrir a ella). (Es algo difícil de explicar por escrito. Si a alguien le ha pasado sabrá de lo que hablo).
Segundo) Si alguna vez se consigue pillar el punto y abrir el brick sin problemas de plastiquitos ni nada por el estilo, la apertura resultante es enorme, ya que la línea de puntos es bastante larga, por lo que hay que vigilar al servirse la leche, ya que cae mucha de golpe y la mitad se va a tomar viento.

CASO 3:




Éste es el que a mi más me saca de quicio, porque de los dos casos anteriores alguna vez he podido abrir alguno; pero éste caso es la leyenda urbana por excelencia: las bandejas de plástico (donde viene envasada la pasta fresca, o algunos embutidos; pero las de pasta en concreto).
Sieeeeeeeempre me pasa lo mismo: primero veo la lengüeta famosa que dice la palabra mágica: ABRE-FÁCIL. Y pienso: "es mentira, no los creas, quieren que caigas, no los creas...". Y, como si fuera nueva, lo intento abrir por la lengüeta. RAS!:
a) o me quedo con la lengüeta en la mano (y el paquete aún cerrado, claro)
b) o arranco una tirita de nada, que me obliga (ya con el mosqueo, por supuesto) a meter los dedos y romper el plástico a tirones; o recurrir a un instrumento cortante o pinchante (tijeras, cuchillo, tenedor... lo primero que pille mi mala leche) y rajar el paquete de arriba a abajo, a lo Norman Bates.

A ver, digo yo: ¿¿no era más fácil cuando ponían el dibujito de las tijeras y la línea de puntos y uno ya iba directamente a por ellas y no nos volvían tan locos con tanto facilitarnos la vida, que al final nos la complica más y encima nos hace perder el tiempo??

18 comentarios:

Anónimo dijo...

mare me siento totalmente identificada con tu post, no hay cosa que más de mala leche me ponga es intentar abrir un paquete de pasta bueno en mi caso de embutido, los odio.
Saludos

Pecosa dijo...

Gracias por comentar, Chari. A veces no sé si son cosas mías o al resto del mundo le pasa lo mismo. Tendríamos que hacer una recogida de firmas en contra de algunos sistemas de apertura fácil...

Un saludo!

chuikov dijo...

Los peores son los de azucar y los de arroz. Afortunadamente no tienen la indecencia de ponerte "abrefácil". En el siglo XXI aún no se ha inventado el paquete de arroz ni de azucar que se abre sin derrramar granitos.

chuikov dijo...

Ahhh, por cierto, con una lata de atún de abrefácil tambíén es posible rebanarse el cuello.

Pecosa dijo...

Ah, si!! Una vez se me rompió la anillita de la lata de atún y la intenté abrir con una navaja (no tenía abrelatas). Me clavé la punta en dónde nace el dedo gordo, sangré a chorro, aún tengo la cicatriz.

Los paquetes de arroz... ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGGGGGGG!!!

Anónimo dijo...

digo..no seria mas facil y menos acidental abrir todo con una tijera..

Rubeola

Pecosa dijo...

Claro, Rubeola, eso digo yo. Que ya veníamos bien como veníamos. Nadie hechaba en falta los abre-fáciles, y ahora con tanto engaño disfrazado de facilidad sólo hace que liarnos y provocarnos a los cazurros cabreos y/o accidentes domésticos.

Un saludo!

oxalus dijo...

Pues yo esos problemas no suelo tenerlos la verdad

http://farm1.static.flickr.com/38/100370130_05f54ae3fb.jpg?v=0


¡¡¡Juas, juas, juas, juas, juas, juas, juas!!!

Pecosa dijo...

¡Venga ya, hombre...! ¡¿Con la de cosas ricas que cocinas y ahora resulta que me quieres hacer creer que sólo ingieres cerveza?!

(Bueno, por lo que deduzco de lo que he ido leyendo, más o menos es así, ¡¡juasjuasjuasjuas!!)

oxalus dijo...

¡¡Ah!! ¡¡Pensaba que no prestabas atención en clase!!

Me gusta comer casi tanto como beber. Por eso cocino tan, tan, tan, tan, tan, bien (no tengo abuela).

¡Ja, ja, ja, ja!

Pecosa dijo...

¡¿Cómo no voy a prestar atención?! ¡Sólo me distraigo si l clase es aburrida, que no suele ser el caso.

Y di que sí, hombre, que no sólo tenemos que reconocer los defectos, sinó también las virtudes (además, lo dices tan, tan, tan, tan convencido que sólo de pensar en las comidas que debes hacer... ¡lalalala...mmmmm...lalalala!)

oxalus dijo...

¡¡¡¡Juas, juas, juas, juas, juas, juas, juas!!!!

¡lalalala...mmmmm...lalalala!

Ains ...

¡¡¡¡Juaaaaaaaaas, juaaaaas, juaaas, juas, juas, juas, juas!!!!

Qué bueno ...

¡Para comprobarlo, solo tienes que probar alguna de las receticas!

¡Un abrasu!

La exorsister dijo...

Aquí llego yo un año y pico después... definitivamente los abrefácil son objetos del mal. ¡Bien hecho Pecas!
¡Nos vemos en el templo!

Pecosa dijo...

Ya te lo dije... Son malignos, malignos. Ni torturas, ni llamas, ni azufre; yo creo que el infierno está lleno de envases abrefácil.

JuanRa Diablo dijo...

No te creas, ordené que no entraran ni de estraperlo. ¡No puedo con tanta maldad!

Pecosa dijo...

¿Ves? Ni el Diablo puede con ellos.

Son demasié, demasié...

vittt dijo...

fácil no es más que el antónimo de sí misma.

Pecosa dijo...

Es muy probable que tengas razón.