jueves, 28 de octubre de 2010

Yo también estoy de luto

Si una cosa me ha transmitido mi pareja, argentino, en estos años que llevamos juntos es que el peronismo hizo muchas, muchas cosas por el pueblo argentino en su día, y que el peronismo había resucitado en los últimos años de una manera muy positiva.


Si una cosa me ha enseñado es que los informativos informan de lo que quieren, y como quieren.



No hay nada como tener una familia en el otro lado del océano, y amigos argentinos aquí, de este lado; y ver como todos, todos están realmente conmocionados, todos están de luto por Néstor Kirchner, un político que accedió a la presidencia con el menor porcentaje de votos jamás registrado en Argentina y que se ha ganado al pueblo, un pueblo que necesitaba recuperar la dignidad y la confianza.

No voy extenderme con lo que hizo y dejó de hacer, ni él ni su mujer, Cristina Fernández, que ha sido su sucesora en la presidencia. Pero sólo basta ver a la Argentina del 2001 y a la Argentina de hoy. Aquello sí que fue una crisis, y de las importantes. Y en casi diez años la recuperación ha sido increíble, increíble; y lo sé de primera mano. Habrán hecho cosas mal, como todo gobernante, pero otras tantas las han hecho bien, muy bien, y hoy en día el país es otro. Han conseguido la recuperación económica de un país que estaba en quiebra; se fomenta la cultura, la justicia, la educación, la igualdad; condenan los crímenes de la dictadura, de la suya y de la nuestra.

Las imágenes muestran a gente llorando en la calle, dejando flores en la Casa Rosada, reivindicando y defendiendo el modelo político que hay que seguir para que ese país siga creciendo. En estos momentos (allí son las siete de la mañana y está empezando a llover) hay gente que pasa por la Plaza de Mayo con banderas, flores, fotografías...

Una parte de mí siente envidia. Miro el panorama político que hay aquí y siento envidia. ¿Cuándo me va a transmitir alguien algo así, en mi país? ¿Cuándo se va a movilizar la gente por un político, cuando vamos a CREER en un político?


Me estoy alargando más de lo que quisiera, pero es que, por cosas que ahora no vienen al caso, es una muerte que me ha dejado helada y que, espero y deseo, no tenga efectos negativos en el futuro de ese país al que siento tan cercano.

Desde aquí, mis condolencias al pueblo argentino.



miércoles, 27 de octubre de 2010

El paseo más bonito

Recuerdo salir a caminar después de comer aquel picnic familiar. Estábamos en medio de un bosque repleto de árboles, había muchos, altos hasta el infinito y de troncos delgados y estilizados. A pesar de haber tantos, el bosque presentaba un aspecto muy luminoso, incluso diría resplandeciente, como bañado por la luz del mágico y elegante Rivendel. Era como si perteneciera a un mundo de ensueño.

Caminábamos todos por un camino estrecho, haría un metro de ancho; un camino limpio, totalmente definido, de tierra color canela, sin piedras ni hierbas que nos entorpecieran. Nuestros pasos avanzaban uno tras otro como hechizados, mientras admirábamos el paisaje que nos robaba las palabras de los labios y nos dejaba mudos.

De golpe me desencanto, como volviendo a la conciencia, y digo en voz alta: "deberíamos volver, podríamos perdernos". Pero doy media vuelta, miro a mi alrededor y han desaparecido todos. Todos excepto él, que sigue a mi lado. Como si no nos sorprendiera que hubieran desaparecido y no nos importara dónde pudieran estar, nosotros dos reemprendemos el camino de vuelta, volviendo nuevamente a ese estado casi etéreo que nos provoca el bosque. Las cortezas blanquecinas de los árboles los hace sutilmente brillantes a la luz del sol. Miro el césped (el bosque está cubierto de él, hermoso, perfecto) y observo que a medida que avanzamos cada vez es más blanco. Da la sensación de que sus tallos son blancos y verdes a partes iguales. Me agacho para tocarlo y al hacerlo me doy cuenta de que el césped está cubierto de una especie de flores blancas de textura esponjosa, como si fueran comestibles, algo similar a las nubes de chuchería. Aun y así no me como ninguna, pero sí llevo una conmigo.Al rato de caminar llegamos a un valle enorme, en cuyo centro hay una casa. Pero una casa que bien podría ser la Alhambra, dadas sus dimensiones. "¡Vaya...!", no puedo evitar exclamar. "Es La Casa Más Grande Del Mundo", me dice él. "¿En serio?", digo totalmente asombrada. "Sí, es una casa llena de cosas, como las casas normales, pero a una escala coma para ser usadas por gigantes. Todos los enseres que hay en ella son descomunales. Ahora la han convertido en museo". "¡Entremos!", digo enseguida.

La primera sala que hay al entrar en ella es un amplísimo vestíbulo. Justo enfrente, la recepcionista de la casa-museo nos sonríe tras el mostrador. Los techos son tan altos como los de una catedral. Junto al mostrador, se encuentran los baños, el de caballeros a la izquierda, el de señoras a la derecha, y junto a éste, la entrada al museo.
Los muñecos que habitualmente se encuentran en la puerta de cada baño indicando si es éste el de señoras o el de caballeros, en este caso no están en la puerta del baño correspondiente, SON la puerta al baño correspondiente. De hecho, los muñecos, (enormes, gigantes, altísimos) albergan entre sus piernas una doble puerta que conduce al interior de los baños, los cuales "deben tener unos retretes enormes", pienso yo.


(Esquema del vestíbulo, para que se entienda. Las figuras eran doradas, y en relieve, y las paredes del vestíbulo estaban forradas de madera)



Y no recuerdo más.



Ríete tú de Alicia en el País de las Maravillas.

lunes, 25 de octubre de 2010

Hasta los huevos, sí

(Hoy toca macro entrada, lo siento. Eso sí, incluye fotografías, así se hace más amena.)

A mí alguien me está poniendo a prueba los lunes. Empiezo a pensarlo muy en serio. Porque no puede ser que los últimos lunes sean tan intensos, y no precisamente por empezar la semana con un buen polvo, disculpen la vulgaridad.


Porque una se puede levantar con el pie izquierdo, más siendo lunes. Eso pasa. Eso ha pasado hoy. Pero es más jodido cuando una se acuesta con la contractura en el lado izquierdo del cuello (contractura que se inició en el pecho, pasó a la clavícula, de ahí se fue al hombro derecho, bajó hasta el brazo derecho, subió hasta el lado derecho del cuello, pasó por la parte cervical y ahora ha decidido ver qué tal se está en el lado izquierdo del cuello. Y todo por estornudar mal. Nunca infravaloren un estornudo, puede ser un arma más letal que la bomba atómica).


(La contractura)


Una se acuesta con la contractura en el lado izquierdo del cuello, decía, y se levanta con la contractura algo más relajada, pero al ir a la cocina a hacerse el café ve que su cocina es un campo de batalla (voy a omitir la foto de la cocina). Veo el panorama y lo primero que pienso es que Hermana Que Ahora Tiene Vida Social Y A Veces Se Toma Unas Copas En Casa Antes De Salir De Fiesta y Novio Que Como En Su Casa Friega Los Platos Al Día Siguiente Pues En La Mía También quizás se hayan confundido y piensen que Pecosa es la Mami Que Recoge Toda La Mierda. Error. Habemus mosqueo.

Así que con todo el calentón matutino previo al café (lo cual además implica calentón por mil) he decidido dejar una nota para los habitantes de la casa en la pizarra de la cocina. Nota que he reescrito unas ocho veces a medida que me iba calmando.


(Este mensaje, que al final ha quedado hasta demasiado kumbayá, dista mucho del primero que había escrito, bastante más destroyer)


Una vez (más o menos) calmada, me visto. Hace unos días cambié ya la ropa de verano por la de invierno, así que durante la semana he ido incorporando a mi vestuario prendas que no veían la luz desde hace meses. He cogido unos pantalones y he buscado el cinturón que suelo usar con ellos, porque me van un poco anchos de cintura.

Hoy no he necesitado el cinturón.

(No se si se aprecia, pero me va justo de entrepierna y caderas. Lo cual significa, sí, que he engordado. Y eso que aún no he empezado a meterle caña a las habichuelas, habituales en casa durante la época invernal)


Mosqueo in crescendo.


(A la mañana hay que sumarle las tocadas de pelotas del trabajo, las cuales voy a omitir para no alargar más aún la entrada.)


A mediodía me tocaba sesión de depilación láser con mi hermana, que se lo curra mogollón y me hace muchas cosas que no me cobra, y lo que me cobra, me lo cobra con descuento. Cosa que no justifica que me queme las piernas.


(Ahora se ha calmado el dolor, pero ardían la hostia. “Últimamente estamos quemando a un montón de gente, jajajaj”, me dice la muy perra)


Una vez finalizada la tortura, nos vamos a comer un menú por ahí porque no nos da tiempo de pasar por casa. A mitad del primer plato me llama Ratman histérico porque las llaves de su casa (las únicas copias que tiene, muy inteligente) las tengo en mi bolso y se tiene que ir para allá y no se puede ir porque no tiene las llaves porque están en mi bolso. Con lo cual he tenido que comer más rápido que mi perro cuando le poníamos paella e irme por patas a llevarle las llaves.


(Las putas llaves)


Uff...


Qué queréis que os diga, los lunes por la noche tengo yoga (ahora hago yoga, por eso de la relajación y tal, aunque no sé yo si me sirve de mucho), pero hoy creo que paso de todo y me voy a mi bendita casa, a darme un duchón y a quedarme totalmente inútil hasta mañana, que será otro día. Coño ya.

lunes, 18 de octubre de 2010

Patapám

Hoy es uno de esos días que cuando suena el despertador no te lo puedes creer. Te da la sensación de que te acabas de acostar, de que no has tenido fin de semana y no concibes que empiece la (puta) semana otra vez.

El café mañanero no me ha servido de nada, ni el antiojeras, ni el decir "voy a ponerme mona, que así el día pasa más ameno" (cosas de mujeres); voy zombi perdida, y tengo cara de no haber dormido en toda la noche.


Zombi o no zombi, hay que ir a trabajar. He bajado a la calle con el bolso, la mochila con el portátil dentro (tengo que hacer un panfleto para la tienda ¬¬), el termo y una carpeta (la entrada de hoy iba a ser sobre lo que contiene la carpeta, pero casi que lo dejo para otra ocasión). Parecía que iba al cole, con tanta cosa. Caminaba y escuchaba como dos señoras delante mío comentaban que "esta mañana hacía mucho frío, más que ahora", y yo pensaba en que "joder, ¿a qué hora se levantan las marujas? Para mí esta mañana es ahora...". Mientras tenía estos pensamientos tan profundos y trascendentales, he sentido como mi pie derecho resbalaba y toda yo caía a cámara lenta sobre mi lado izquierdo. Mientras caía, pensaba "controoola, controoola... No, no puedes, te vas a caer". Y me he caído al suelo, ahí, en plena calle comercial, un lunes, a las diez de la mañana. Comentar también que llevo desde el sábado con una contractura en el cuello, gracias. (Tranquilos, no me he hecho daño, he caído sobre la mochila, el termo, la carpeta y el bolso).

Un chico en bici y una señora se me han acercado al instante preguntándome si estaba bien, mientras yo decía en voz alta, ignorándolos: "¿¿pero con qué me he resbalado??". Y entonces he visto un trozo de fruta medio aplastada a un metro de mí, aún tumbada en la acera, pasando de la señora que me recogía la carpeta y el termo e intentaba ayudar a levantarme. La fruta es sana, dicen. Los cojones, la fruta mata.

"Tendrías que mirarte la tensión, hija", me dice la señora. "Ah, no, mujer, si ha sido un resbalón...". "Es que hay que irse mirando la tensión...". "No, no, señora, me he resbalado con una fruta, y yendo tan cargada pues me he ido al suelo". "Aaah, vale... Si es que las mujeres siempre vamos cargadas". Yo siempre voy cargada, sí, pero hoy más.


Voy a aprovechar para actualizar la columna de las torpezas de la derecha, que hacía tiempo que no me caía. (Aprovecharé también para añadir a la columna que el otro día se me cayó un cepillo de dientes al water).

En fin, que ha empezado la semana. Feliz lunes.

jueves, 14 de octubre de 2010

Llamémosle fase

Nunca me he considerado un Don Simón. Ojo, que no le pasa nada al Don Simón, pero vamos, que hay vinos mucho mejores. En cualquier caso, yo no me he considerado un Don Simón nunca. Lo cual no quiere decir que vaya de Faustino V, no confundamos. Eso es lo que quizás diría mi madre. ¡Para mí siempre fue un Faustino! Todas las madres creen que sus hijos son Faustinos. Pero vamos, que yo no voy de guays.

No obstante, me veo como vengo últimamente. Vengo adonsimonada. Sí, si que vengo así, sí.


Desde que vine de vacaciones, estoy tomando mate todos los días. Una bebida que acompaña, despierta y además es muy sana y tiene antioxidantes (me habrá desoxidado otras cosas, pero la cabeza va a ser que no). En estos días (o más bien debería decir semanas, me parece) se me va oxidando el pequeño viñedo en el que cuento (contaba) cosas. Ni con una capa de minio arreglo esto.

Será una fase, digo yo. De ésas que de vez en cuando surgen y una sin darse cuenta hace un paréntesis de tiempo indefinido (un día, una semana, un mes; vaya usted a saber). Más que hacer paréntesis, hace cuando le viene, no cuando piensa "joder, tengo que servirles un poco de vino a esta gente o van a pensar que me ha tocado la Primi y me he ido a tomar viento". Pues no. La semana pasada me tocó el reintegro (1 euro), así que sigo aquí, pero en "Ausente", como se suele poner en el messenger cuando estás pero no estás.




No es un cierre. Si quisiera vender las tierras habría puesto un anuncio ya, pero no es el caso. Sólo que la cosecha no ha sido muy buena este año y, siendo éste el caso, aún me hago cruces de cómo ha llegado gente nueva a catar lo que humildemente se ofrecía y se han ido quedando por aquí, a tumbarse un rato bajo la parra y tomarse una copita, o picotear unas uvillas. Y de cómo esos veteranos que me conocieron en fase más avivada siguen pasando por estas tierras, de cosechas algo sosas en los últimos tiempos.


Adonsimonada, decía que ando. Que podría decir agilipollada y dejarme de tonterías, pero una es muy fina cuando quiere.


Y dado el caso de esta (llamémosle) fase de la cual sólo sé que no sé nada, si me permiten, dejo aquí unas botellas. De las de antes.