lunes, 14 de noviembre de 2011

Cambiar

He decidido que me mudo.

Fin.
(El que no entienda de qué narices estoy hablando, que me mande un mail)

miércoles, 9 de noviembre de 2011

La perlas de la abuela

Hoy entro por la puerta de su casa, la beso y me la quedo mirando:

- Ay, yaya, ¡qué guapa estás hoy!
- Ah, sí, porque me he puesto una crema que venía en el Pronto.
- Pues vaya con la crema, te ha dejado la cara genial.
- Sí, es que es de ésas con un poco de color.
- Aaaah, de las que llevan maquilaje.... pero... a ver, ven a la luz.

Viene al lado de la ventana y levanta la cara, en plan mira-lo-perfecta-que-estoy.

- Jajjajaj, yaya, ¡que tienes las orejas blancas! ¡Y el cuello! ¡Parece que lleves una máscara, ajajaj!
- ¡Pero si solo me he echado un poquito*!

*Cuando las abuelas dicen un poquito, es mentira. "Quema un poquito", mentira, quema un cojón. "He comido un poquito de dulce", mentira, se ha puesto hasta las trancas.






Mientras yo trajino por el salón, ella ve el programa de Ana Rosa. Al rato me dice:
- A Ana Rosa le han dado un Óscar.
- ¿Cómo, un Óscar?
- Sí, como a Jorge Javier.
- Ah, un Ondas.
- Eso.


Al rato:
- El padre de los niños de Córdoba no creo que sea el asesino, porque tiene una cara de gilipollas...
- O_O


Al rato:
- ¿Sabes que el Paquirrín y la novia van a tener un hijo?
- ¡Anda, no me digas!
- Claro, si no se tomai lo que se tenei que tomá... Yo en mis tiempos me quedaba embarasá porque no sabía ná.
- ¡Jajajajajaj!







Para mí que se había tomado un anís o algo, porque además de las perlas que ha soltado, a las doce y media de la mañana estaba roncando en el sillón.

viernes, 4 de noviembre de 2011

-Jao, yo Nube Blanca. -Jao, yo Pies Mojados

Hacía tiempo que no me quedaba sola en casa un viernes por la noche.

La tele para mi sola.
El sofá para mí sola.
La pizza (¡y los panes de ajo!) para mí sola.

La caja de kleenex para mí sola.
El barreño con agua caliente para mí sola.

 

Definitivamente, las botas que llevaba hoy no son buenas para los días de lluvia.

viernes, 28 de octubre de 2011

¡¡¡Fuera de mi bonsaaaaai!!!

Mi relación con los bichos es la siguiente: sé que existen, acepto su existencia porque sé que son imprescindibles para el buen funcionamiento de los ecosistemas, pero NO ME GUSTAN. Me gusta verlos en la tele, en los documentales; son asquerosos, por eso molan tanto. Molan en la tele, no en mi casa.

El tema es que hace ya unas semanas que algunas hojas de mi querido bonsai carmona (es gitano) tenían una sustancia pegajosa. Yo pensaba que era normal (¡no sé nada de bonsais!), pero con los días he ido viendo cómo esa sustancia cada vez era más abundante. Así que como google lo sabe todo, pongo en el buscador: "bonsai carmona hojas pegajosas". Me meto en un foro de jardinería y bingo, había una respuesta que decía: "Algunas plagas como los pulgones y demás producen una sustancia pegajosa llamada melaza. Mira a ver si tienes bichejos por ahí.". ¿¿Bichejoooos??


Pillo el bonsai y la linterna (en plan voy-a-estudiarlo-con-detenimiento) y veo esto:

¿¿Qué se supone que son esos puntitos?? Otra vez al google.

"La cochinilla de escudo es un parásito que, cuando está plenamente desarrollado, tiene el cuerpo cubierto de un caparazón de color marrón oscuro. La mejor forma de apreciar su presencia es a través de la vista, por lo que deberemos observar la parte posterior de las hojas a menudo para comprobar si ha hecho acto de presencia el insecto."


Efectivamente, los puntitos estos raros estaban en el reverso de varias hojas del bonsai. Perfecto, genial, mi bonsai tiene cochinilla. Malditas hijas de puta, qué nombre más feo.


Me tuve que ir a la floristería (suerte que tenía una cerca, sino no sé qué habría sido de mi vida) a preguntar qué narices hacía con la porquería esta. Me dieron un botecito con un dosificador. Era un insecticida que debía disolver en agua y después pulverizarlo sobre el bonsai. No hace falta decir que disfruté como una energúmena haciéndolo mientras miraba a esas cerdas cochinas y les decía de todo.


 

Ahora cada día voy. Y las miro. Las miro mientras pienso: zorras, ese escudo no logrará salvaros. He dicho que no me gustan los bichos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Contagio

Hoy pensaba en lo bien que me está haciendo el estar estudiando, aunque sólo vaya a ser durante cinco meses. Necesitaba tener una rutina diaria, algo que diera un poco de sentido a mis días. Necesitaba algo que llenara mi mente, no tanto para ocuparla con otras cosas (que también), sino precisamente para pensar con más claridad, para entender más cosas, para sentirme orgullosa de mí.

Necesitaba conocer gente nueva, ahora lo veo. Hablar de cosas con desconocidos que poco a poco pasan a ser conocidos, compañeros. Conocer gente de otros países, intercambiar opiniones sobre infinidad de cosas.

Los profesores también han tenido un papel clave. Que personas con una importante carrera profesional (en realidad no son profesores, son profesionales como la copa de un pino que nos vienen a dar clase) valore tu trabajo es más halagador de lo que podría haber imaginado.



Y todo eso cambia el estado de ánimo. Y no sólo me ha pasado a mí, sino a muchos de los que comparten clase conmigo. Estamos más animados, las conversaciones durante los descansos han tomado otro tono, aunque muchas veces hablamos de las mismas cosas que cuando empezamos.



Hoy todos teníamos un poco de miedo porque iniciábamos el módulo de inglés. Cinco horas de inglés cada día no resultan muy atractivas. Por suerte, han resultado ser cinco horas muy amenas, ya que el profesor le pone bastante chispa. A eso hay que sumarle su parecido con Benny Hill, aunque más delgado y con pelo rizado algo desaliñado; lo cual hace que el simple hecho de mirarle a la cara provoque, como mínimo, una sonrisa.









Hace un rato veía una entrevista a un señor (que no sé quien era) que hablaba del optimismo, la felicidad y esas cosas. La realidad es distinta según el ojo que la observa, está claro; pero también lo es cuando el mismo ojo lo enfoca desde distintas perspectivas. A veces la felicidad y el optimismo se contagian. Yo me estoy dejando contagiar un poco, creo que lo necesitaba. Después ya veré qué hago.






viernes, 7 de octubre de 2011

Nubes

En mi pequeño mundo (el que no va más allá de mí misma) los naipes me hacen de punto de libro.
Mi bonsai crece de forma indómita. Tiene las hojas demasiado grandes para ser un bonsai, pero a mí me parece más bonito así.

En mis días nublados suena la bossa nova, y me pongo el camisón del revés. Lavo los platos antes de tomarme el café, y al café le pongo azúcar de más.

Desde mi pequeño mundo imagino paisajes inhóspitos, con carreteras de arena interminables, coches clásicos y fotografías en blanco y negro.


¿Hoy es un viernes diferente o me lo parece a mí?

martes, 27 de septiembre de 2011

Mirar a los ojos

- Te escudas en desviar la mirada para eludir tu timidez.

El profesor no me conocía de nada. Era la primera vez que me veía, de hecho era la primera vez que le hablaba. Pero dio en el clavo.


Esta semana hemos empezado las clases de comunicación, en las que trabajamos sobretodo la no-verbal (que no es la de meter mano ni nada por el estilo, por desgracia). Nunca me había sentido tan analizada por alguien. Ésa era la finalidad, claro, que te analicen. Pero no es muy agradable, porque sabes que la vas a cagar.
Ponerte delante de veinte personas a hablar de ti ya de por sí intimida bastante, pero si encima tienes a una persona controlando cada gesto, cada tic lingüístico, cada mínima exteriorización de nervios; la presión es absoluta.

- Lo primero que has hecho al ponerte de pie ha sido rascarte el brazo, señal inequívoca de que estabas nerviosa.
Efectivamente. Habitualmente me pica todo (la nariz, el ojo, la pierna, otra vez la nariz...), así que cuando estoy nerviosa ya es la pera limonera. Yo no necesito exfoliantes.
- Has ladeado el cuerpo en un intento de autoprotegerte, de buscar un refugio.
Coño con el tío.
- Además, en lugar de mirarme a mí o a tus compañeros con seguridad, miras al techo, luego me miras a mí, luego miras la ventana, luego me miras a mí... Debes aprender a mantener la mirada con las personas a las que estás hablando.
Hijo de su madre. Ahí me ha dado en un punto débil que no he conseguido dominar jamás. Cuando estoy nerviosa o no quiero perder la concentración disperso la mirada. No lo puedo evitar.


Pasado mañana tengo que dar un breve discurso de unos cinco minutos, y el viernes, presentar un power point. Así, pim pam, sin apenas tiempo a asimilarlo. Dicho de otra manera, tengo 48 horas para aprender a mirar a los ojos de la gente y perder la vergüenza. Con lo cual:

Opción 1: puedo optar por ir sin gafas ni lentillas.
VENTAJA: como no veré a la gente, no me supondrá un problema mirar a la gente.
INCONVENIENTE: Con cuatro dioptrías y medio, por muy grande que sea la pantalla donde se proyecta el  power point, no veré un pijo.

Opción 2: colgar un cartel en el ascensor de mi bloque citando a los vecinos mañana a las 21h. en la escalera para hablarles del microcemento decorativo.

VENTAJA: como vengan todos los vecinos, pierdo el miedo escénico por cojones.
INCONVENIENTE: es más que probable que sólo vengan mi hermana y el vecino de al lado, dejemos la conferencia para otro día y nos vayamos a tomar una caña.

Opción 3: irme a Plaça Catalunya a hablar del microcemento decorativo.
VENTAJA: como hay tanto guiri y borracho por allí, el nivel de exigencia del auditorio no será demasiado elevado.
INCONVENIENTE: corro el peligro de ser devorada por las palomas (son unas muertas de hambre) o detenida por los Mossos (cualquier excusa vale después del 15M).


Opción 4: me pongo mala.
 ...
Yo creo que va a ser ésta.

jueves, 22 de septiembre de 2011

¿A qué número estoy llamando?

Suena el teléfono en casa de mi abuela.

TIRORIRORI TIRORIRORI...

LA YAYA: ¿Diga?
EL OTRO: Hola, ¿está Margarita?
LA YAYA: ¿Margarita? Nooo, se equivoca usted.
EL OTRO: Vaya... ¿a qué número estoy llamando?
LA YAYA: Al 16 bis.


Ay, de verdad, si es que me la tendría que llevar al club de la comedia.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Mi sábado por la tarde

Hoy he dedicado la tarde a hacer jardinería.

Hace tiempo me compré dos potus para casa, pero uno de ellos se me cayó por la ventana y se estrelló contra la terraza de la vecina del bajo. La planta aguantó el accidente y no murió (¡estas plantas no mueren nunca!), pero tras el trasplante no acabó de agarrar bien.

He decidido traérmela a casa de Ratman, donde tiene unas macetas en el balcón de esas de obra, y plantarla aquí, a ver si los nuevos aires le van bien.

Este ha sido el resultado:


A ver qué pasa.
De paso también diré que tenemos una albahaca en proceso (bueno, dos albahacas, pero la otra no acaba de crecer). Así está tras cuatro semanas desde la germinación (la otra es ésa pachucha que se ve al fondo):




Qué ganas de comerme un plato de pasta con tomate maduro rallado y hojas de albahaca frescas. Ah, y aceite de oliva.
No he podido resistirme a plantar un par de semillas más, a ver si agarran.





Como bonus track aquí os dejo con una foto de los que me han hecho compañía durante la tarde: el Chicho (izquierda, negro, tres años de edad -creo-, y rompebolas por excelencia) y la Tuni (derecha, pureta de... no sé, diez años o así; malhumorada, está en tratamiento por estrés -tócate los cojones, con la gata-):













jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Café?

El escocés con jarras en lugar de pies consiguió un trabajo como camarero en una cafetería.
 - ¿Café?
- Sí, por favor.
Y levantaba la jarra derecha.
Con el tiempo, la clientela empezó a consumir más cortados que cafés solos.
- ¿Café?
- Sí, con leche, si puede ser - amplia sonrisa.
Levantaba la jarra derecha. Después la izquierda. Y la clienta se iba a trabajar más contenta que unas castañuelas.
Evidentemente, le subieron el sueldo en menos de lo que canta un gallo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Conexiones

Recuerdo que cuando hice el curso de inserción laboral, hará unos doce años (¡¡puf!!), hicimos un módulo de electricidad que me encantaba. Uno de los talleres consistía en armar con cables, bombillas e interruptores maquetas de circuitos en paralelo, en serie y cosas por el estilo. La verdad es que era muy divertido, y bastaba con saber cómo conectar los distintos elementos para obtener resultados satisfactorios.




Con las personas las conexiones son algo complejas y, a mí particularmente, cada vez me lo parecen más. Me he encontrado con casos en los que me ha sido muy fácil conectar con algunas personas que acabo de conocer. El último caso me pasó en una cena. Me senté delante de una pareja a la que no conocía. Al principio la conversación arrancó de manera un poco forzada y típica: dónde vives, a qué te dedicas... pero resultó que cuando íbamos por los postres nos estábamos echando unas risas por vaya usted a saber qué divertida anécdota. Intercambiamos los teléfonos y tenemos una cena pendiente.
El mismo tipo de conexión positiva es la que puede surgir con personas que no conocemos personalmente a través del intercambio de comentarios en los blogs o e-mails. Habrá gente que no crea en este tipo de cosas, aunque yo estoy segura de que muchos de los que leéis esto tenéis, dentro de vuestros lectores del blog, a vuestros favoritos, a esos con los que os sentís más cómodos, esos que conectan más con vosotros.




Pero nos puede pasar que, de igual manera que podemos conectar al instante con una persona desconocida, podemos desconectar con una persona conocida. ¿Y si uno descubre que ha perdido la afinidad con esa persona después de muchos años? Puede tratarse de una pareja, de un amigo, de un familiar... alguien que en su día conectaba en muchos aspectos con nosotros, pero que con los años, por las circunstancias que sean, se ha distanciado, o nosotros nos hemos distanciado de él. En caso de que haya un distanciamiento por influencia de terceras personas, puede haber la posibilidad de solucionarlo, pero ¿qué pasa cuando la causa es que uno está en un momento de la vida distinto al del otro? ¿O que los intereses de ambos, con los años, han cambiado?

En estos últimos casos puede crearse el dilema de si mantener la relación por respeto a los años de amistad, pareja o parentesco (ya sabemos que quitarse a la familia de encima es difícil, jajajaja), o bien pensar en dejar esa relación porque no nos aporta nada, ni nos enriquece, ni la necesitamos.


En una pregunta-síntesis: ¿qué hacer cuando sentimos que alguien es prescindible?








(Sí, ya sé, demasiada filosofía existencial para estar a primeros de septiembre, pero lo hago por vosotros, así os hago pensar y os pongo las pilas para que arranquéis el mes a tope!!!)

martes, 6 de septiembre de 2011

Nunca digas nunca


Cuando ves que, todo y tu situación precaria general, sobrevives (algo que no acabas de entender del todo).
Cuando por fin asumes que dentro de lo malo tu vida podría ser peor.
En definitiva, cuando tras meses de caos interno y externo logras poner un mínimo (muy mínimo) de orden en tu día a día...
...tu hermana, ésa que comparte piso contigo actualmente, decide en este momento de su vida (y de la tuya) que ha llegado la hora de independizarse.

Nunca digas "nunca volveré a compartir piso con un desconocido".





¿Alguien me quiere alquilar una habitación?

martes, 30 de agosto de 2011

Las tablas abandonadas

Parece que quieran impregnar estas últimas horas vacacionales de cloro y la incomodidad de las toallas sobre el cemento. La piscina comunitaria del bloque está más viva que nunca, aunque tienen la playa a dos calles, literalmente, y hoy no hace nada de viento. Pero se ven con esa obligación de disfrutarla, claro, para eso pagan el mantenimiento durante todo el año.

Pero el verano, como todo, también se acaba. Quizá sería mejor decir 'las vacaciones estivales' se acaban, ya que seguramente tengamos un septiembre de lo más calentito.

Los gritos de los niños y adolescentes jugando en el agua suenan más agudos, más potentes; se percibe una diversión algo exasperada. Los padres han perdido parte de esa autoridad de días anteriores, cuando a las dos de la tarde se ponían firmes para ordenar que salieran del agua porque la comida estaba lista. Todos saben que les queda poco, que algunos ya se han ido y que ellos serán los siguientes.


A falta de un día para septiembre, para la vuelta al ciclo, la vuelta a las obligaciones, a los quehaceres... a falta de un día ya se respira otra cosa. Después de la arena, el sol, el cloro, la sal, las moreras y las buganvillas de las segundas residencias o apartamentos alquilados, vuelven a bajarse las persianas de las ventanas y balcones, a cerrarse con llave las puertas de las comunidades de vecinos, a guardarse las bicicletas en los garajes.

Y vuelven a quedar abandonadas las tablas de surf junto a los contenedores.




Dadme
sólo un día... un día y arranco.




viernes, 12 de agosto de 2011

Carta a una amiga

¡Hola, amiga! ¿Cómo va todo por ahí?


Hace un rato me he puesto a escribir a nuestra amiga común en Mallorca para explicarle que no podremos a verlos este año (puto dinero...), así que de paso he pensado en escribirte a ti, ya que nunca me conecto al chat, ni me bajo el skype ni nada. Soy lo más colgado que te puedas tirar a la cara (¿¿te acuerdas de esa frase?? ¡jajajaja!)


¿Como estáis? ¿Está haciendo un veranito majo por allí? Aquí el verano está siendo de lo más raro. El clima nada tiene que ver con veranos anteriores, las temperaturas son mucho más frescas (cosa que por otro lado se agradece, el calor es mucho más soportable), y además, el no viajar a ningún lado este año se me está haciendo más pesado de lo que creía. En cierto modo ya tengo ganas de que vuelva a empezar septiembre, para ponerme de nuevo en marcha.

En julio, además, empecé un curso a cargo del ayuntamiento que está bastante bien, es muy completo y dura hasta enero del año que viene. Me estoy poniendo al día en herramientas informáticas e inglés, algo que me hacía mucha falta. Así que espero que cuando lo finalice me sirva para buscar un trabajo mínimamente digno, aunque tal y como están las cosas por aquí imagino que será difícil... ¿Cómo van las cosas por Italia? Cada vez que dicen algo en las noticias pienso en vosotros. Estamos bien jodidos, ¿eh? ¡Jajajaja! Me tendréis que llevar a Argentina, chica, que parece que va por mejor camino que Europa.


Bueno, guapa, quería decirte que aunque no escriba, me acuerdo mucho de vosotros, voy viendo vuestras fotitos y ya tengo ganas de que nos volvamos a juntar.
Os quiero mucho, ¡besitos a todos!

sábado, 6 de agosto de 2011

La moto de la vecina

Hoy, paseando por el barrio, me he encontrado esto:

Era una moto medio hecha polvo a la que le habían pegado el siguiente cartel:


Para mi gusto es una nota demasiado formal y educada, pero entiendo que entre vecinos es mejor llevarse bien.

En cualquier caso, si yo fuera una de las afectadas y viera que en unos días la situación sigue siendo la misma, creo que mi reacción sería más bien esta:

sábado, 30 de julio de 2011

Por cuatro duros

Una joven recién independizada decide comprar algunas cosillas de segunda mano en el futucuario de su barrio para reducir gastos. Compra por muy buen precio una nevera recién llegada del 2029 made in Albacete (que por lo visto se convertirá en primer fabricante europeo de neveras en el futuro). El electrodoméstico, mediante un escáner integrado, detecta si el usuario sufre carencia de algún mineral o vitamina y elabora un menú personalizado. Su madre se pondrá contentísima.

Además ha encontrado a precio de ganga un invisibilizador de tabiques, que le va a venir perfecto para abrir algunos caminos de luz natural del salón exterior hasta su dormitorio, que es interior. Para ser del 2032 no le ha salido nada caro y además viene con un sistema tamizador para graduar la luz. Es ideal.



Mientras camina por la pequeña tienda atiborrada de útiles rebosantes de encanto ultramoderno, no entiende como la gente llena su casa con artículos de Ikea pudiendo comprar a precios de risa las antiguallas del futuro.

viernes, 29 de julio de 2011

¿Puedo bajar?

En un momento que he mirado por la ventana del salón (da al patio de recreo de un cole) he visto esto:



¡Jo, qué diver(*)! ¡Clases de verano al aire libre! Y como no me vendría mal un repaso de geografía me han dado ganas de gritar "¿PUEDO BAJAAAAR?" Seguro que me lo paso mejor que en casa pasando apuntes de "notas al pie", "tablas de contenidos", ... un rollazo. Hoy estoy que me distraigo con una mosca, y es que es el último viernes de julio y ya huele a vacaciones (hace sólo una semana que voy a clase, ¡y ya estoy pensando en las vacaciones, ¡jajajaj! Soy una caradura).


______________________________

(*)Los niños deben decir que diver los cojones. Hasta hace unos días tenían puesta una piscina de esas circulares desmontables (aún se ve la marca en el suelo), pero como no hemos tenido un julio muy fantástico, por lo visto la han sustituido por clases de verano. Jajajaj, ¡pobres!) (**)

(**)Esto en el Word vendría a ser una nota al pie.

lunes, 25 de julio de 2011

¡Al coleeeee!

Hoy he empezado un curso de formación a cargo del ayuntamiento. El primer bloque del curso dura un mes y es el de Ofimática: Word, Excel, Access, Power Point y Outlook. Cuando el profesor (la mar de majo, informal pero profesional, y muy bueno explicando. 1ª cosa que he aprendido hoy: definitivamente, me pone más un cerebro poderoso que un físico de infarto). Cuando el profesor, decía, nos ha preguntado uno a uno qué sabíamos de los programas que íbamos a tratar, yo le he comentado que estaba más o menos al corriente con el procesador de textos, nivel básico en hoja de cálculo y tirando a patata en base de datos. 2ª cosa que he aprendido hoy: en realidad no tenía ni puta idea de Word. ¡No sabía que tenía tantas cosas! (En mi defensa diré que el único curso de informática que he hecho en mi vida ha sido con Windows 98. Ha llovido un poco.) Hoy, todo y ser el primer día, he aprendido bastantes cosillas que no sabía.

En un momento durante la explicación de lo que iba a ser el funcionamiento del curso, el profesor nos ha comentado que era el primer año que habían decidido realizar exámenes evaluativos. Mientras alguno de los compañeros ha soltado un "vaya, hombre, ¡qué suerte hemos tenido!" irónico y cosas de ese estilo, yo he pensado para mis adentros "¡bien!". 3ª cosa que he aprendido hoy: soy igual de repelente que Mónica (esto lo entenderán los que hayan sido seguidores de la serie Friends).

Y la 4º cosa que he aprendido hoy: me tenía que tocar a mí la pesada de la clase al lado porque soy así de gafe. No se puede ser maruja cuarentona pesada, ir de lista ("yo sé word, se excel, sé todo, tengo el photoshop en casa, he trabajado para muchas multinacionales, he hecho varios cursos formativos, etc") y luego estar tocándome los cojones cada dos por tres porque no te va el ratón (tienes una imagen seleccionada, gilipollas), no sabes lo que ha dicho el profe (claro, si estás aún intentando enterarte del punto anterior) o me estás contando que te estuviste peleando con no sé qué historia del portátil de tu casa esta mañana. No digo que la mujer no tenga derecho a aprender, todos estamos ahí para eso, pero coño, cállate y escucha. He tenido que soltarle un "mira, es que si estoy por ti no me entero, avisa al profesor si no te sale" porque ya me estaba hinchando los cojones. Y no hay nada que me moleste más que una mosca cojonera cuando estoy intentando concentrarme en algo.


Lo bueno del curso es que es de lunes a viernes y me va a mantener ocupada, entretenida y encima me va a formar. Lo malo del curso es que es de lunes a viernes y como la plasta de mi izquierda me siga tocando la moral se va a comer el teclado.

viernes, 22 de julio de 2011

Surrealismos del día II

2ª entrevista de trabajo para la misma empresa
10:00h.

ENTREVISTADOR: Bueno, has trabajado de vendedora, tienes carné de conducir...
PECOSA: No, no tengo carné de conducir.
ENTREVISTADOR: ¿Como que no?
PECOSA: No tengo, en el currículum no lo pone en ningún lado y lo comenté en la entrevista anterior con el director.
ENTREVISTADOR: Bueno, no importa. Sigamos. Tu trabajo sería tal y tal pascual, y ganarías tanto de comisión de media por cada venta realizada.
PECOSA: De acuerdo, pero me dijeron en la entrevista anterior que había un sueldo mínimo garantizado, ¿de qué cifra estaríamos hablando?
ENTREVISTADOR: Ah, yo eso no lo sé.
PECOSA: ...
ENTREVISTADOR: Yo hago las segundas entrevistas que son las definitivas, pero lo del salario te lo tendrían que haber dicho en la anterior. Yo eso no lo llevo.
PECOSA: Me dijeron que las condiciones laborales las comentaríamos en esta entrevista. ¿Qué tipo de contrato me harían?
ENTREVISTADOR (se queda pensando un rato): Contrato laboral.
PECOSA: Ya, no va a ser un contrato de arras Ya, pero qué tipo de contrato: indefinido, de duración determinada...
ENTREVISTADOR: Bueno, un período de prueba y luego contrato laboral.
PECOSA: ¬¬


***


Hablando con mi abuela
11:30h.

YAYA: (...) Y entonse se quedó... ¿como se dise eso de cuando te farta agua? ¿Disecada?
PECOSA: Deshi
dratada.
YAYA: Eso.


***


Hablando con mi tía (hija de mi abuela)
16:00h.


TÍA: Porque yo qué quieres que te diga, esa mujer vive sottometida. Y eso no es vida, vamos.
PECOSA: O_o

martes, 19 de julio de 2011

¡Si no lo digo reviento!

Si hay algo para lo que soy increíblemente impaciente es para entregar regalos. Sobretodo si sé que son regalos que van a gustar. Hay veces que lo paso fatal los días previos a Navidades o a algún cumpleaños.


El próximo 19 de agosto es el cumpleaños de Ratman. Es un fanático de la música y cuando para mi cumpleaños me compré el plato de discos, se compró un vinilo de su músico favorito, Pat Metheny. Unos días más tarde me dijo: "Me has jodido la colección de CDs del Pat". Yo pensé "coño, ¿qué he hecho ya?". El tema era muy sencillo: tras haber escuchado el vinilo, el sonido de los CDs le resultaba muy enlatado, muy electrónico para ser jazz. Jajajaj, pobre, lleva coleccionando CDs de este artista desde los trece años, tiene tropecientos, y ahora quiere vinilos... Así que pensé que ya que había sido la impulsora del vinilo en casa y la fiebre se la había contagiado a él, nada mejor que regalarle para su cumpleaños algún disco.



Hace un par se semanas, un sábado noche que teníamos ambos el humor por los suelos, nos abrimos unas cervezas y nos pusimos a ver un concierto que se había bajado de una tal Joni Mitchell (seguro que alguno la conoceréis, yo como soy tan ignorante no tenía ni idea de quién era), concierto en el cual la guitarra era tocada por Pat Metheny, y el bajo por Jaco Pastorius (que personalmente me encanta). Desde el primer momento, la primera canción que sonó se llevó el humor de perros que llevábamos encima y llenó el ambiente de buen rollo.
Aquí dejo el vídeo de dicho concierto y de dicha canción. De turquesa, Joni Mitchell. Con camiseta amarilla (y sin acondicionador en el pelo), Pat Metheny. Y con camiseta roja (y dos polvos) Jaco Pastorius.


Joni Mitchell - In France They Kiss On Main Street on MUZU.


Como me gustó tanto, decidí comprarle ese concierto en vinilo. Fui a Discos Revolver, mi tienda favorita de vinilos en la calle Tallers, y me dijeron que lo habían tenido, pero que al ser de segunda mano no sabrían cuando podrían volver a tenerlo. Así que en un intento desesperado de conseguirlo, me metí a indagar por internet y acabé comprándolo en ebay. No había comprado jamás nada mediante esta página, y no tenía mucha idea de como iba el tema, pero lo máximo que iba a perder eran 20€ por un doble vinilo de segunda mano enviado desde Alemania, así que me arriesgué.

Y, por fin, esta mañana ha llegado el paquete. Las cubiertas están algo desgastadas, pero los discos están prácticamente nuevos, y el sonido, que al fin y al cabo es lo importante, es alucinante. Así que la compra ha sido un éxito total.

Ahora sólo falta envolverlo. Y guardarlo en el armario durante un mes.
Joder, un mes... ¿No se lo puedo dar ya?

domingo, 17 de julio de 2011

No siempre sucede así, pero a veces pasa

Las dos de la tarde de un domingo es más una hora para meterse un pollo al ast, o un plato de macarrones de esos que lo curan todo, pero claro, como me acabo de levantar tendré que desayunar primero, digo yo. Así que aquí estoy, comiéndome la taza de cereales a las dos de la tarde.


Porque a veces pasa que una sucesión de días tontos se solucionan saliendo y volviendo a casa cuando el quiosco del barrio está en pleno apogeo.
No siempre sucede así, pero a veces pasa.
Que la noche anterior tus amigos dicen "vamos a salir, ¿te vienes?" y primero dices que no, pero luego te lo piensas y rectificas: "mira, oye, a tomar por culo", y te vas. Pero la noche empieza rara: uno de los amigos se retira antes de lo esperado, el local guay no está muy acertado con la música, y todo y las ganas de salir uno siente como que no arranca.


Y a veces pasa (no siempre sucede así, pero a veces pasa) que llegada esa franja horaria decisiva en la que uno empieza a pensar en retirarse, la amiga va a por un chupito del digestivo de moda al que todo el mundo cambia el nombre (que me expliquen por qué se ha puesto de moda algo tan asqueroso y pegajoso - ríete tú del super glue), y la música sufre un cambio repentino, y llegan las presentaciones (Pepito, Menganita. Menganita, Pepito); y como que todo revive un poco. Y cuando el local cierra, acabas en la calle con Pepito, Menganita y otros itos y itas decidiendo que te vas a desayunar mientras le pides a tu amiga que te haga un moonwalker (también conocido como eso que hacía el Maiqueljacson con los pies).


Porque a veces pasa, no siempre sucede así, pero a veces pasa, que cuando uno va hacia casa después de una larga noche dice "hostia, como casca el sol". Pero es que claro, son las diez de la mañana ("¡¡madre mía!! ¿¿pero estamos locos o qué??").




Ay, qué bien que se haya nublado y no haga tanta calor, porque creo que me voy a echar una siesta en el sofá antes de comer.

viernes, 15 de julio de 2011

Liberando toxinas

Una vez le dije a una psicóloga que odiaba las palomas de Barcelona, y me contestó que odiar era una palabra muy fuerte, que era mejor decir "no me gustan".

Bien. Hoy he leído algo en un artículo que hace referencia al éxito de la derecha en la primera vuelta electoral de la ciudad de Buenos Aires. "Hay que odiar. Hay que odiar a todos los que frustraron el país, lo entregaron, provocaron miseria y represión. Yo, todas las mañanas, me doy un baño, me tomo una taza de café caliente y después me siento en mi sillón y odio..."




El otro día quedé para tomar un café con mis ex-compañeras de trabajo (lo bueno de que todo dios esté en el paro es que tienes gente que pueda quedar contigo un martes por la mañana) y paramos en una cafetería que hay junto a la cadena Ser. Al rato salió una cámara que empezó a filmar una de las mesas de la terraza, a unos metros de la nuestra. No veíamos quién era, así que seguimos con lo nuestro. Al cabo de los minutos, Xavier Trias (el nuevo alcalde de Barcelona, el que se va a cargar la ciudad) pasaba por delante nuestro en dirección a la emisora de radio, donde seguramente lo iban a entrevistar. Se había estado tomando su cafelito en la terraza del Bracafé, supongo que para que la gente viera lo llano que era, lo cercano que era (no olvidemos que es "el alcalde de las personas", el cartel electoral con el chico hippy lo decía todo). Para no perder la costumbre en los últimos tiempos, me hirvió la sangre.

Ratman me dice a menudo: "Lo que tienen las crisis es que se aprende sobre muchas cosas. Se aprende sobre leyes, sobre economía, sobre política... y sobre uno mismo. Cuando te tocan la economía te lo tocan todo. Date cuenta, España era una mentira".



Así que, volviendo a lo de odiar, he decidido que voy a odiar un poco. Odiar a los que mandan y a los tontos que nos hemos dejado mandar sin rechistar, ya sea tanto a nivel colectivo como individual, tanto a nivel de Estado como de Empresa (Empresa con mayúscula porque lo que tiene poder, por muy empresa de mierda que sea, se debe escribir con mayúscula). Y odiarme un poco a mí en particular, por haber sido cobarde, o pasota, no sé, y no reclamar lo que era lícito. A día de hoy me habría dado una tranquilidad que no tengo, que no merezco sin duda.




Entre que he empezado a nadar y caminar todos los días (gracias, varices) y esto de odiar mogollón, voy a liberar toxinas que te cagas.

lunes, 11 de julio de 2011

Por si con las pecas no fuera suficiente, súmale lunares y verrugas

El otro día Ratman me dijo que me había visto un lunar nuevo. A mí me sonaba que ese lunar era una peca de toda la vida que habría crecido, pero como a veces me invento las cosas y además no me paro demasiado a mirarme el culo (bueno, sí; pero miro más la forma que el contenido), decidí que lo mejor era ir al dermatólogo a que le echara un ojo a ése y a otro que tengo en la espalda al que le da el solano cuando voy la playa (como ves, Exor, tu entrada me ha calao).
Pero en realidad el lunar ha sido la excusa perfecta para ir de una vez a mirarme esa especie de callo o ampollita rara que me había salido en el dedo índice de la mano derecha hace la tira de tiempo.


Hoy por fin acudo a la dermatóloga y tras entrar en su consulta, mirarme los lunares y decirme que vuelva tras el verano para echarles otra ojeada, me mira el dedo. Esto es lo que ve:

(Si se amplía la foto se puede ver la huella dactilar doblemente perjudicada -¡ays, pobre!- por dos bultitos, uno más grande en el centro de la yema y otro más pequeñito junto al mayor)


- Son verrugas - me dice la dermatóloga.
- ¿Ah, sí? - le contesto, aunque el "ah sí" pretende un "¿y ahora qué?"
- Generalmente se van solas...
- (¡bien!)
- ...pero lo ideal es quemarlas con nitrógeno líquido.
- (¿eso no es la cosa esa que puede matar a Superman?)
- Si quieres te puedo dar el nombre de un líquido para que te lo apliques tú en casa, o si prefieres puedo quemártelas ahora.
- Ah... - me cambia la cara y la mujer lo percibe - ...pues si eso déme el nombre y ya me lo hago yo en casa, que como viene verano y tal... - faltan tres semanas para que la doctora se vaya en agosto, pero da igual.
- Mejor te las quemo yo ahora y sigues tú en casa con el líquido.


He aceptado porque se veía buena mujer, y porque tengo una fe ciega en los médicos (cuando hablo de fe ciega lo digo en el sentido más literal: si me hacen un análisis de sangre, no miro; si me ponen una vacuna, no miro; si me queman verrugas, no miro; si me trajinean el ojo miro, pero sólo porque es difícil no mirar cuando te están sujetando el párpado para que lo mantengas abierto). Pero por mucha fe ciega que uno tenga en los médicos, a los que admiro y respeto, no mola nada ver como la doctora agarra un soplete (¡un soplete como el de los soldadores!) que tenía junto al teclado del ordenador (¡¿por qué yo no lo había visto?!) y me dice "esto te va a molestar un poco". Hostiaputa, que jiñe. Yo tenía entendido que las verrugas se quemaban con unas barritas de nitrato de plata o no sé qué chorrada, no con sopletes. El caso es que mientras yo miraba al infinito y respiraba hondo (ni que me estuvieran sacando un riñón) la doctora ha empezado a meterle caña. Primero ha sido una sensación agradable, se notaba como un fresquito parecido a cuando uno se echa espray de ese de futbolistas para los calambres. Pero luego no veas si ardía, la mierda esa. Me temblaba el dedito y todo.



Cuando he salido de la consulta con el dedo chamuscado me he encontrado con la mani que se hacía en contra del cierre del Hospital Dos de Maig (sí, genial), que en ese momento se encontraba cortando Travessera de les Corts. Así que me he quedado un rato allí para mostrar mi apoyo. Y porque hay cosas que aún me cuesta creerlas.

sábado, 9 de julio de 2011

Jornada completa

La mujer que siempre tenía sueño se fue a la oficina del paro.

- ¿Qué tipo de trabajo está buscando? - le preguntó la funcionaria, mientras introducía sus datos en el ordenador.
- De extra en los sueños, jornada completa.




jueves, 7 de julio de 2011

Mediterráneamente

Si alguna vez me voy lejos de ti, prometo llevarme un poco de tu esencia en una botella con un tapón de corcho, para tenerte cerca siempre.


Si la vida me lleva a otro lugar donde no estés, prometo no olvidarme de tu olor, de tu sabor, de tu tacto, de lo que me encanta mirarte y de como me relajas cuando me susurras.


Si llego a vieja, prometo recordar lo conectada que me he sentido a ti siempre, desde bien pequeña, año tras año. Incluso cuando tenías tus días más revoltosos sentía que eras incapaz de hacerme daño, aunque me hayas dado más de un revolcón.




Prometo no sustituirte por ningún otro. Jamás. Porque no hay ninguno como tú.

sábado, 2 de julio de 2011

DesConcierto de Aranjuez (post estupendamente rebautizado por Tomi)

Todas las mañanas coincidíamos a la misma hora. Los comercios donde trabajábamos estaban apenas separados por unos metros y entre ellos había una cafetería donde él tomaba su café casi cada día antes de entrar a trabajar.
Todas mis compañeras eran chicas, y él era un chico muy guapo, muy atractivo, y eso da para muchas conversaciones entre chicas veinteañeras. Cada mañana, mientras las chicas esperábamos a que llegara nuestro jefe y abriera la tienda, estábamos atentas a la cafetería, para ver cuando salía.

Puesto que mis jefes tenían dos tiendas una muy cerca de la otra, a veces nos mandaban llevar algún artículo de una a la otra, con lo cual se pasaba sí o sí por delante de la tienda del adonis. Todo y que nos habíamos cruzado otras veces, fue en uno de esos trayectos de una tienda a la otra cuando nos cruzamos casualmente y me dijo su primer 'hola'. Recuerdo que llegué a la tienda hecha un manojo de nervios. Cuando se lo conté a mi encargada dio un grito de histeria (mi encargada era una maravilla, una de las mejores personas que he conocido, para nada autoritaria, muy simpática y muy querida por todas) y me dijo que lo tenía en el bote, que no hablaba nunca con ninguna chica. Yo no entendía qué interés podía tener él en mí, así que no le di más importancia.
A los pocos días, una de esas mañanas que esperábamos frente nuestras respectivas tiendas, se dirigió a mí y me invitó a tomar un café algún día.

En nuestra primera cita me llevó al Mirablau, un bar-restaurante situado en el Tibidabo desde el cual se divisa prácticamente toda Barcelona. Yo no me podía creer ni donde estaba ni con quien estaba. Él percibía lo nerviosa que me ponía y hablaba mucho, me contaba mil cosas y me trataba de lujo, lo cual a mí me tenía encantada.

No recuerdo si fue en nuestra segunda cita (no hubo muchas más) cuando me llevó a aquel piano bar junto al puerto de alguna localidad que ahora no ubico. El bar constaba de una zona de barra y mesas que rodeaban un elegantísimo piano de cola, y otra zona al fondo que se subdividía en una serie de mesas privadas separadas por unos biombos o tabiquitos y con cómodos sofás en lugar de sillas. Sin duda alguna fuimos a parar ahí. Con la música del piano de fondo y tras pedir nuestras copas e iniciar la charla, se levantó y me dijo que volvía enseguida. Pasados unos segundos regresó, se sentó a mi lado y la música paró. Fue entonces cuando me dijo que la canción que iba sonar a continuación la había pedido para mí. Y en ese momento, empezó a sonar el Concierto de Aranjuez a piano. La noche acababa de empezar.


Al poco tiempo de aquella noche perfecta no volví a saber nada más de él. Entonces no entendía nada, pero con los años se ha hecho todo muy evidente: yo era una jovencita inexperta y él podía tener a quien quisiera.



Pero todo y que en aquella época de enamoramientos fugaces me entristeció el modo en que acabaron las cosas, a día de hoy no le conservo rencor alguno. Todo lo contrario, guardo con especial ternura el recuerdo de aquellas citas que me hicieron sentir en una película, algo que con aquella edad todas soñamos.
Por eso desde entonces cada vez que escucho el Concierto de Aranjuez, como ahora, no puedo evitar sonreír y volver a mis veinte años, a aquel piano bar y a una de las noches más especiales de mi vida.

viernes, 1 de julio de 2011

Cita sin cafeína

'Basta que te vayas de vacaciones o sea tu cumpleaños para que te venga, La Regla es una señora que tiene poderes sobre las cosas, y es muy hija de puta. Dios no existe, pero La Regla sí.'





miércoles, 29 de junio de 2011

Régimen

Hace unas semanas, mientras hacía unos menesteres en casa de mi abuela:

YAYA: Niña, ¿quiere' un poquito de tinto de verano pa' comè?
PECOSA: ¿Tinto de verano? -me giro y la veo con una botella de dos litros en la mano- ¡Ostras!
YAYA: Sí, ehque lo vi el otro día en el Lide y me dio por compral·lo.
PECOSA: Ya, y con el cuento te tomas un par de vasitos tu también...
YAYA: ¡Iiijiji...!


A la semana siguiente, al rato de comer:

YAYA: Niña, -baja la voz como para que no la oigan, aunque no había nadie más en casa- ¿quiere' unah galletah de chocolate?
PECOSA: Yaya, que no hace ni una hora que hemos acabado de comer...
YAYA: Sí, ya veráh...
Se va al mueblecito donde guarda los dulces y saca una caja de galletas surtidas sin empezar.
YAYA: Ehque ayè me fui al Lide y me dio por compral·las.
PECOSA: Anda que no te deben tener fichada ya en el Lidl. Venga, va, ábrela. ¡Pero sólo te puedes comer una!
YAYA: Sí, no, si yo no como, que tengo quendergasá -así, todo junto-. A vese a la noche puè sí que me hago un vasito de leche y me como una torta de esah de aní, pero no, no, yo no como durse...
PECOSA: Ya.
YAYA: Bueno, a , que me como una... -se queda mirando atentamente las galletas como para seleccionar la mejor- ¡Ay, mira, barquilloh! Bueno, una galleta y un barquillo, ¡iiijiji!
PECOSA: No hay faena, contigo.


Hoy:

YAYA: Ehte domingo, dehpuè de la misa, ¡dise er cura que haremoh un pica-pica!
PECOSA: ¡Anda! No veas, ¡así también voy a misa yo! ¿Y eso?
YAYA: Puè no sé... será por ehto der Corpuh Chrihti, o yo que sé, da iguá. Yo voy a í a ponemme hahta arriba, ¡iiijiji!
PECOSA: ¡Jajajaj, no tienes peligro tú ni nada! A todo esto, el régimen como que no, ¿no?
YAYA: Mmbueno... ehto è una cada tanto -dice mientras mira a otro lado sonriéndose.



Yo es que me parto.

miércoles, 22 de junio de 2011

Opus y mocos (dios los cría y ellos se juntan)

Hay que ver, para un día de vida social que tengo, va y me resfrío. Pero es que coño, a una semana de entrar oficialmente en el verano, se supone que si una cena en una terracita en tirantes no pasa nada, ¿no?
Los cojones. Si a eso se le suma fumar y beber más de lo habitual (es lo que tiene recibir visitas de amigos que están de vacaciones estando una en el paro: la parada cree estar de vacaciones también y se descontrola) el resultado es que en menos de una semana tenemos la garganta para regalarla.

Hoy casi lo termino de arreglar tomándome un Flumil caducado. He mirado la fecha de casualidad. De paso he pensado en que probablemente no sería lo único caducado que debía tener. Efectivamente, he acabado tirando nueve cajas de comprimidos, cremas, sobres... He aprendido a superar la vergüenza de ir a la farmacia con una bolsa llena de blisters de medicamentos para tirar en el cubo ese de reciclaje de medicamentos. Siempre me pasa lo mismo.


A todo esto mañana tengo una entrevista de trabajo (la primera desde que la burguesa consentida que iba de hippy me diera una patada en el culo). Es para un trabajo de administrativa.
Durante el día de hoy he estado investigando un poco sobre la empresa por Internet y he encontrado algunas cosas a tener en cuenta: el fundador de la empresa que me ha llamado a entrevista ha hecho sus pinitos en el canal de TDT Veo, ha colaborado con el periódico El Mundo, se ha entrevistado con Esperanza Aguirre y hace escasos minutos he visto que se tituló en la IESE (fundada por el Opus Dei). ¿A que dicho así todo de carrerilla da un poco de miedo?
A mí también. Pero voy a ir, a ver que me dicen (si me pagan 2000€ por archivar a lo mejor me lo pienso, aunque sean unos fachas sectarios).

Lo bueno de ir a la entrevista con carga mucolítica en la faringe es que si se pone jodida le suelto un escupitajo en el ojo al entrevistador y salgo por patas.

jueves, 16 de junio de 2011

Muerte eclipsada


La gallina muerta descabezada despertó en un insólito y desconocido lugar. Le costó coordinar, pero consiguió levantarse del suelo y agarrar su cabeza, que posó sobre la palma de su ala derecha. 'Ser o no ser', pensó, y cacareó de risa.
Dirigiendo su cabeza con las alas miró alrededor. No le pareció nada del otro mundo.



Y es que cuando mueres (descabezada, de susto, a l'ast...) una noche de luna eclipsada no vas al otro mundo, vas a la otra luna.

miércoles, 8 de junio de 2011

Por fin... Alicia

Una de las cosas buenas de ir superando la torpeza (ha costado treinta años, pero lo estamos consiguiendo) es que se puede caminar por la calle levantando la vista del suelo. Y una de las cosas buenas de no ir mirando siempre al suelo es que se ven cosas más interesantes que baldosas, baldosas rotas, chicles pegados a las baldosas, colillas, papeles... ojo, que no hace mucho me encontré un billete de 10€, esa es una cosa buena de ir mirando al suelo; pero que vamos, no es algo que suela suceder.

Hoy la idea era comprar el cable del portátil de mi hermana, que se le ha roto. En la primera tienda no tenían [ABRO INCISO: Entro en una tienda de informática de la Ronda San Antonio:
-¿Tienen cables para portátil?
-¿Qué cable?
Rebusco en la bolsa (negra) en la que llevo el cable (también negro), la muda sucia, el desodorante y el peine. Cuando palpo el cable tiro de él para sacarlo, pero se me ha enredado en la ropa. Intento ir ágil (el chico está esperando mientras me mira maniobrar) pero en ese instante pienso en que como tire muy fuerte puede que me salga el tanga disparado, así que voy con más cuidado y empiezo a sudar la gota gorda. Aún no lo he sacado del todo cuando el chico me interrumpe.
- ¿Eso es un cargador?
- ¬¬' Ah, sí, eso. El cargador (no, Pecosa, no era tan difícil)
- Cargadores no vendemos.
- Vale, gracias.
- ¿Le damos un aplauso y dejamos que se vaya? De nada.
CIERRO INCISO], así que decido ir a otra tienda. Y he aquí lo bueno de no caminar mirando al suelo. Justo delante de la tienda de informática a la que me dirigía había una de artículos de segunda mano y pequeñas reliquias de tiempos pasados. No hay nada que me fascine más que meterme en una tienda llena de cosas viejas, sea lo que sea. En este caso, la mayoría de artículos eran libros, postales, fotografías, mapas, cómics... aunque también podían encontrarse otros útiles con más años que carracuca. Así que, tras mirar hacia el interior de la tienda a través del cristal del pequeño escaparate, no he podido resistirme (nunca puedo) a entrar.

Como siempre, en estas tiendas hay cosas que uno no valora y otros consideran tesoros. Una de las mesas que se encontraba justo a la entrada del local estaba llena de cuentos infantiles. Siempre me han parecido hermosos los cuentos de antaño con esos dibujos tan característicos, y pronto me he encontrado hojeando pequeños cuadernitos de lo más coloridos.
Y en un momento, mientras pasaba de un libro a otro, mis manos dan con un ejemplar de Alicia En El País De Las Maravillas. ¿Cómo no había caído en buscarlo? Ilusionada, lo extraigo de la caja para miralo. Es bastante infantil, y los dibujos no me gustan del todo, así que lo dejo en su lugar. Pero al levantar la vista (siempre al frente, ¡siempre al frente!) ¡veo varias peanas con distintos ejemplares del cuento! Casi doy un brinco.

De entre todos, uno de ellos me llama especialmente la atención. Está encuadernado en tela ocre, y en su portada tan sólo aparece el nombre de Alicia y, bajo él, la silueta de la niña. La edición es de 1958, y sus ilustraciones me han parecido preciosas, ¡y además a color! Revisando el índice veo que hay algunos episodios que desconozco (en la película de Disney no aparecen). Así que no me lo he pensado más y he salido con Alicia bajo el brazo.

Como impaciente que soy no he podido resistirme a leerlo de camino a casa. Todo y ser mi cuento favorito de siempre, jamás lo había leído. Mientras pasaba páginas me recreaba en sus dibujos, en el tacto de las gruesas hojas... y precisamente deleitándome en uno de los dibujos me he dado cuenta de una cosa: los dibujos no son a color. El único que está impreso a color es el primero, el que hay junto a la página interior del título, en el que aparece Alicia con un cerdito en brazos (una de las incógnitas del libro) y el conejo junto a ella. El resto de dibujos son en blanco y negro, han sido coloreados posteriormente con lápices de colores. Están tan bien coloreados que no era perceptible a primera vista. He imaginado a alguna niñita dando color al cuento. Aunque no haya sido así, quiero pensar que así fue.



Siempre he sabido que si alguna vez compraba el cuento de Lewis Carroll sería una edición especial. No creo que haya ninguna más especial que ésta.


martes, 7 de junio de 2011

Si cuela, cuela

La voz femenina de la pantalla que da los turnos habla: C-11. ¡Bingo!, dice ella. Se levanta y se dirige hacia las escaleras que llevan de la sala de espera a la sala de expedición de los carnés de identidad y pasaportes. Mesa 5. Allí le espera un hombre de unos cincuenta años con cara de aburrido. Todos la tienen.

- Holaaa...
- DNI, foto y 10'20€
Ella busca en su monedero.
- Foto... -sigue buscando- DNI... y 20'50€, así no me da tanta moneda -se nota que ha sido cajera.

El funcionario recoge como si hubiera ganado la mano. Teclea. Le pide un billete de diez al compañero de la mesa de al lado. Teclea.

- Dedo índice derecho.
Dedo índice derecho.
- Dedo índice izquierdo.
Dedo índice izquierdo.

Teclea.

- Fíjese en si los datos de la pantalla son correctos.
- La calle es correcta... el nombre es correcto... Ah, espere, mi apellido está mal escrito.
- Vaya, ¿en serio? Bueno, a ver, deletréemelo.
- Koplowitz, K O P L O W I T Z.

viernes, 3 de junio de 2011

La Parra de La Laguna

Los callejones dan bastante yuyu. Cuando uno se mete en un callejón siempre piensa: "¿a que no tiene salida?" o "¿a que me atracan?", o "¿a que me encuentro a una profesional del sexo ofreciendo sus servicios a un guiri?" (esto último pasa mucho en las callejuelas cercanas a Las Ramblas).


Pero claro, cuando uno lee "Callejón La Parra" la cosa cambia. La foto de arriba la manda la Exorsister, y pertenece a una placa ubicada en La Laguna, Tenerife (¡sí, sí, en las Canarias también tenemos sucursal! ¿Qué pensabais?).

Callejón La Parra suena a otra cosa, suena a campo, a vinitos a la sombra, a silla de mimbre y a berberechos con vinagre y pimienta. (Exor, ahora no me vayas a decir que era un callejón chungo y oscuro lleno de cucarachas y con un local de esos clandestinos donde se juntan los traficantes de droga a trapichear. No jodamos, que me ha quedado muy poético todo, nena).


Gracias pues a la Exor y a M, cuyos ojitos vieron este cartel que a partir de hoy pasa a formar parte de las Parras Arround The World.





Y es que no me digáis que no os quedaríais sentados en un Callejón la Parra, tomando una copita, bajo las estrellas... las estrellas del jazz.


sábado, 28 de mayo de 2011

Seguimos para bingo

La "limpieza" de ayer en Plaça Catalunya me recordó a aquello de "Limpia Madrid" que salía en El día de la Bestia.
Así no se limpia. Ni así. Ni así. (Por si no se puede percibir en los vídeos, hay que decir que ninguno llevaba el número de placa de manera visible, algo que es OBLIGATORIO.)

Desde la Plaça Catalunya durante todo el día de ayer (no sé hoy como estará el tema) no se podían transferir datos mediante el móvil. Todo y eso, la gente ha sacado miles de fotos y vídeos que se ha difundido rapidísimamente, bien yendo a sus casas a descargarlos y editarlos, bien haciéndolo desde los locutorios cercanos.

Todo y la limpieza realizada (podríamos llamarlo robo, también), en unas pocas horas la plaza recuperaba el aspecto que había tenido durante las dos pasadas semanas, y se llenó más que nunca.

Seguimos para bingo.