viernes, 26 de febrero de 2010

Microcefalia

Cabecita chiquitita, dice Ratman.

Y ahora, que apoyaba mi cabeza sobre mi mano y he sentido en la palma reposar mi mandíbula, la he palpado y he pensado "qué chiquitina..."

El otro día mi compañera se probaba mis gafas de sol y me decía: "no te aprietan?". No...

Será por eso a lo mejor que no tengo mucha memoria (a cabeza pequeña, cerebro pequeño, y a cerebro pequeño, menos lugar para archivar cosas). O va a ser que el cerebro es de tamaño normal y no me cabe en el cráneo, y por eso estoy medio pallá (como eso que dicen que les pasa a los doberman). Digo... Que no sé, pero que a ver si va a ser de eso...

...

Mmmmsí... -mientras me miro al espejo-. Tengo la cabeza un poco pequeña. Tendré que darme más volumen en el pelo.

martes, 23 de febrero de 2010

Para que luego digan que a Lewis Carroll se le fue la pinza con Alicia en el País de las Maravillas

Me estoy leyendo un libro raro raro raro.

Lo saqué de una de las dos grandes cajas que encontró Ratman en la calle y subió a casa, llenas hasta arriba de libros. Me puse a husmearlas y, por primera vez en mi vida, tuve un flechazo literal. Literal de literatura. Un libro me llamó la atención, por lo viejo que era por fuera y por dentro, de esos con páginas color canela y que huelen tan bien. Es exactamente éste:


No trae resumen en la contraportada, así que busqué en la Wikipedia y leí un poco sobre el autor. Me pareció excéntrico, así que decidí no buscar nada más sobre el libro. Simplemente leerlo.

Llevo leídas 55 de sus 178 páginas, y no deja de sorprenderme. Nunca había leído nada tan surrealista, divertido y sensual. He aquí algunas líneas del último capítulo que he leído, donde aparecen estos tres conceptos, y en el que describe un cortejo de un acto inaugural:

Detrás de la música apareció el alcalde, que sostenía su trompetilla y se esforzaba por introducir en ella un calcetín, para no oír aquel espantoso alboroto. Su mujer, una señora muy gorda, completamente roja y completamente desnuda, apareció a continuación montada en un carro con un cartel publicitario del principal comerciante en quesos de la ciudad (...).
La mujer tenía unos pechos enormes, que le iban golpeando en el estómago debido a la mala suspensión del vehículo, y debido también a que el hijo del comerciante en quesos iba poniendo piedras bajo las ruedas.
Detrás del carro del comerciante en quesos venía el del quincallero, que no disponía de la influencia política de su rival y tenía que contentarse con una gran litera de gala en la cual una virgen se abandonaba a los caprichos de un voluminoso mono. El alquiler del mono era muy caro, y no daba tan buenos resultados, ya que hacía diez minutos que la doncella se había desmayado y ya no chillaba (...).
Seguía el carro del comerciante de bebés, propulsado por una batería de tetinas a reacción; un coro de bebés entonaba una vieja canción de taberna.
El cortejo acababa aquí, porque los cortejos no divierten a nadie; y el cuarto carro, en el que se habían instalado los vendedores de ataúdes, se había averiado un poco antes, porque el conductor había muerto sin confesarse.



lunes, 22 de febrero de 2010

Un leve empacho

COMPAÑERA: - Tengo ganas de vomitar...
PECOSA: - Vaya, qué bien.
COMPAÑERA: - En serio, llevo desde ayer con el estómago raro y ganas de vomitar... - silencio de varios segundos - ¿El agua empacha?
PECOSA: - Sí, claro. De toda la vida.
COMPAÑERA: - Es que ayer bebí mucha agua.
PECOSA: - ¡¿Qué va a ser del agua, mujer? !No digas tontadas! Quizá comiste algo que te sentó mal.
COMPAÑERA: - Hombre, ahora que lo dices... El viernes cené Brugre Kring - lo dice así por el anuncio de Chiquito de la Calzada
PECOSA: - Ya, tía, pero del viernes a ahora...
COMPAÑERA: - Bueno, y el sábado fui a Ikea y a mediodía comimos por ahí... pizza... Y por la noche fui a cenar a casa de [Pepitodelospalotes] e hicieron un pica pica, pero en plan a saco... Había croquetitas, y salmón, y torraditas, y escalivada...
PECOSA: - ...y queso, y embutido a punta pala, ¿no? Y patatas...
COMPAÑERA: - Claro, y de postre fresas con nata. Y luego jugamos a las cartas y, mientras, comimos unas galletitas.
PECOSA: - Ya, y te pusiste hasta las cejas.
COMPAÑERA: -Sí. Pero es que el domingo mi hermana hizo lasaña casera. - aquí ya me estaba descojonando -.Y de cenar me hice dos bikinis y un croissant abierto untado con mantequilla y relleno de jamón...
PECOSA: -¡Jajajajaj! ¡Joder! ¡Lo que no entiendo es como no has reventado!
COMPAÑERA: - Pues eso, que tengo ganas de vomitar...
PECOSA: - Claro, lógico... -decía yo, mientras ella se comía el quinto croissanito relleno de chistorra durante la merienda.

sábado, 20 de febrero de 2010

De rodríguez

Desde hace veinte minutos estoy oficialmente de rodríguez. Ratman se ha ido con un maletón lleno de regalos y ropa (más de lo primero que de lo segundo) a Argentina, a ver a su gente y a ponerse hasta las cejas de asados, Quilmes, pizzas y facturas, entre otras cosas.

Así que, ya que tengo por delante veinticinco días de total autonomía, he elaborado una lista de actividades para ocupar mis momentos libres y hacer algunas cosillas que llevo tiempo posponiendo.

OPERACIÓN "A MI BOLA ME MOLA"

Chapucillas caseras:
  • trasplantar el photus
  • arreglar y pintar la puerta del salón
  • arreglar y pintar la puerta del despacho
  • colgar el reloj en el salón
  • colgar el cuadro en la habitación de mi hermana
  • ir a Ikea a por la estantería y la repisita
  • montar la estantería
  • colgar la repisita

Ocio (o lo que da fundamento a esto de estar de rodríguez):
  • ir con una amiga a hacerme la empotingada facial que me regaló por mi cumpleaños
  • pasar un fin de semana fuera con unos amigos
  • pegarme una fiesta con las compañeras de trabajo
  • hacer una maratón de cine en casa durante todo un domingo


Tengo cuatro fines de semana disponibles, de los cuales dos trabajo los sábados y uno no estoy en Barcelona.
...
Creo que no voy a poder hacerlo todo. Puede que (sustitúyase puede que por seguramente) opte por hacer primero las cosas de la segunda lista y, si me queda tiempo, ya haré las de la primera.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Las matemáticas no fallan

MAÑANA

Llama mi madre al minuto (exacto) de sonar mi despertador. Parece contenta (en exceso), cosa que ha hecho que hablara demasiado (¿cómo lo hará para no respirar?). "Mama, mañana me lo vuelves a contar todo, que me acabo de levantar y has hablado muy rápido". "Ay, sí, eso me ha parecido", me contesta.

...


Suena por megafonía mientras espero en el andén del metro: "atención usuarios: por causa de una incidencia ocasionada por terceras personas, las paradas de metro comprendidas entre [tal] y [pascual] están, momentáneamente, fuera de servicio". Alguien se ha tirado a la vía. Qué guay. Qué buen karma para empezar el día.


MEDIODÍA

Leo, como siempre en estos últimos días, un poquito de El niño con el pijama de rayas en el vagón del metro. Leo que celebran el cumpleaños del padre de Bruno. Qué casualidad.

...


Bajando del metro en el centro, veo a una chica vestida con un chándal verde manzana. Muy cantón. Pienso: "hoy es el Carnaval en Sitges. Será que va disfrazada". Pero no, no era un disfraz, era una hortera.

...

Mi abuela ha ido a Benalmádena con el Imserso. Le ha salido un pretendiente. Se llama Domingo, tiene "cuatro o cinco hijos, una casa y campos".


TARDE-NOCHE

He acabado de leer El niño con el pijama de rayas en el metro. Quizás no era el lugar idóneo para terminar de leer este libro.

...

He visto Buscando un beso a medianoche y he pensado en cuánto voy a extrañar a Ratman cuando se vaya a Argentina.





Hace un año que fue el último 16 de Febrero.
Hace un año tenía 28.
28+1=29

Las matemáticas no fallan.


EDITO (17/02/10)

Lo de la mujer del metro no fue un suicidio.

domingo, 14 de febrero de 2010

sábado, 13 de febrero de 2010

Se hacen cortos, los buenos momentos...

Sólo pretendía pasar una noche agradable, con gente agradable, y tener conversaciones agradables.
Es exactamente lo que he tenido.


Mientras llegaba a casa (hará una media hora, subida en un taxi) pensaba en que me gustaría haberlos metido a todos en una especie de casa, a lo Gran Hermano, aunque sólo hubiera sido durante veinticuatro horas. A todos. No me sobraba ninguno. Y no me faltaba (casi) ninguno.

Y a partir de hoy sí, creo en los días que empiezan mal y acaban genial. Creo en la gente. Y en la compañía.

Seguramente si todos nos juntáramos cada semana perdería el encanto. Porque hoy ha habido mucho encanto. Y eso que era una celebración adelantada, y no me gustan las celebraciones por adelantado.



Hubiera querido que la noche no acabara ahora.

jueves, 11 de febrero de 2010

Silence, please.

Me ha parecido raro encontrarme el piso en silencio cuando he llegado esta tarde de trabajar. Nunca hay silencio cuando ella está. Hoy lo había, era agradable.

Necesitaba una ducha ardiendo (hoy no era el mejor día para quedarse a comer por ahí, qué frío). Necesitaba una de esas duchas de Me Quedo Un Ratito Bajo El Agua Calentita Sin Moverme (de ésas de Vale. Ya. Bueno No, Un Ratito Más). Cuando me ha empezado a llegar de nuevo la sangre al cerebro y podía volver a pensar, he pensado (mientras seguía quieta bajo el agua ardiendo) en lo bien que estábamos nosotros dos ayer: la televisión estaba apagada, y Sister Moon de Sting sonaba de fondo; y mientras, le ayudaba a practicar conversaciones en inglés (Where is the picture? The picture is on the wall).
Y en nuestros mediodías hay leones blancos. Yo no sabía que existían, son hermosos.



He salido de la ducha y he ido hacia mi habitación. La tele ya estaba encendida (ya me extrañaba a mí...), y ya hay otra vez contaminación acústica en el salón, como yo digo.

Qué poco valoran algunos el silencio.

sábado, 6 de febrero de 2010

Programados para creer

Hacía unos meses que, por descuido, despiste, o tener otras cosas en la cabeza; dejé de ver el programa Redes, que conduce el genial Eduardo Punset.

Hoy, en un momento de aburrimiento pero apacible soledad en casa (mi hermana tiene ligue nuevo) me ha venido a la cabeza el programa, y rápidamente me he ido a su web para seguir viendo desde donde lo dejé. Redes me parece un programa lleno de curiosidades, por lo que me divierte infinitamente.

El programa que acabo de ver se titula Programados para creer. Primer dato importante: "programados", no "educados" (aunque evidentemente, la educación influye).

No pretendo exponer aquí lo que se cuenta en este episodio (nunca podría hacerlo tan, tan bien como lo hacen ellos). Sí lo resumo con su explicación de que el ser humano posee una necesidad, o cualidad, innata (INNATA, no adquirida en vida) de creer en algo que esté por encima de él. De ahí se derivan las religiones, creencias en la vida tras la muerte, supersticiones, o poderes que otorgamos a algunos objetos (al pasar o no bajo una escalera, o tener un bolígrafo de la suerte para los exámenes...)


Podría decir tantas cosas al respecto tras haber visto el reportaje... pero no me da para un post, ni para dos.

El caso es que mientras lo veía, pensaba en que yo tuve mi época creyente (inevitable yendo a un colegio de monjas, aunque creo que en el fondo no me creía demasiado la historia... siempre me tiró más Darwin), y tuve mi época supersticiosa, y la de creer en cosas sobrenaturales y paranormales. A día de hoy, puedo decir que no me queda nada de eso.
Pero como todos somos humanos y al parecer esto es condición humana, me he buscado mi punto "sobrenatural". Aplicándome el cuento o, mejor dicho, aplicándome la CIENCIA , he encontrado mi tendón de Aquiles:

En mis tiempos de instituto, empecé a usar un anillito en el dedo anular. Empezó siendo algo puramente estético para acabar siendo algo sin lo que no podía estar. Si salía a la calle, no salía nunca sin el anillo puesto. Y si alguna vez me lo olvidaba, estaba intranquila.
Han pasado quince años y me sigue sucediendo exactamente lo mismo. En alguna ocasión, me he dado cuenta en el ascensor de que no lo llevaba puesto, y he vuelto a subir. Pero no he subido porque me guste llevar el anillo (que también), sino porque si no lo llevo me siento desnuda, desprotegida.

El poder del anillo...


Realmente, los seres humanos estamos como cabras.

viernes, 5 de febrero de 2010

Meditando (sin que sirva de precedente)

He aprendido que hay gente que, por mucho que viva en barrios acomodados donde prima la imagen, tiene pocos (o ningún) inconveniente en salir a la calle en bata y zapatillas. Eso sí, con el pelo perfecto.

He descubierto que en cualquier parte del mundo puede existir la versión femenina de alguien masculino, y la masculina de alguien femenino. Hoy he visto la versión femenina de David Bowie en el metro. Igualita. He estado a punto de pedirle que me cante eso de you... you can be mean...

He observado que mis consecuencias de un día de indigestiones y cuatro más de arroces, carnes a la plancha, verduras, etc., es comer pizza los tres días siguientes. La indigestión fue el sábado, y las pizzas el miércoles noche (las que hizo Ratman en casa), el jueves al mediodía (los restos que quedaron del día anterior) y hoy noche (las que he pedido a los de siempre, que además tienen esos panes de ajo en forma de palito que no tienen nada pero me chiflan).

He comprobado que, por muy enganchada que esté a una serie, pierdo el hilo de muchas historias que pasan. Y si la serie es Lost, más todavía. (Por cierto, gracias a los creadores, o productores, o guionistas o a quien tan acertadamente haya tenido la maravillosa idea de hacer un capítulo-recopilatorio-pre-sexta-temporada de todo todo lo acontecido, porque me ha ido de perlas).

Y he respetado, aunque no compartido, que una persona (chica o metrosexual) vaya sin depilar a una segunda cita. Uno puede ir muy preparado psicológicamente para no acostarse con él/ella, pero ¿y si le da un calentón brutal? ¿Y si no hay manera de evitar la tentación de la carne? Nonono, definitivamente hay que depilarse en las citas aunque el sexo no esté en los planes.

martes, 2 de febrero de 2010

Cuestión de medidas

¿Por qué mi cabello deja de crecer cuando llega a cierta medida? Siempre se estanca cuando pasa de los hombros, pero hace lustros que no consigo que me llegue hasta el sujetador. ¿Será que me sucede como con los pelos de las piernas, que por mucho que se dejen crecer, llega un momento que no se hacen más largos?