miércoles, 30 de marzo de 2011

Poesía expresionista

Os dejo dos poemas. Os llegarán al alma.

El primero es en catalán, pero os lo traduzco más abajo para que todos podáis captar el simbolismo:



"Este poema es muy sencillo, tiene sólo cuatro palabras, y dice:




Todos


Todos

Todos

...

¡TODO, TODO!
TODOS
¡TÚ, TODO, TODOS!
¡TÚ, TODO, TODOS!

...

¡TODOS, TODO, A TODAS HORAS!
¡TODOS, TODO, A TODAS HORAS!

..."


Si el anterior os ha gustado, este sí que os va a tocar la fibra:






...




La expresión que estáis buscando es:

lunes, 28 de marzo de 2011

Si lo quiero hacer a propósito no me sale

Viernes 25 de marzo del 2011. Dos del mediodía. Me dirijo con un ritmo más o menos acelerado hacia la parada de metro para llegar a tiempo a mi clase de pilates.

Pico el billete.

Bajo corriendo las escaleras. Quedan unos segundos para que llegue, me siento porque estoy sofocada.

En unos segundos entra el metro. Entro y me quedo junto a las puertas, suspiro y me sacudo la melena hacia atrás porque me da calor.

Mi cerebro ejecuta la orden de caminar hacia adelante pero no puedo. Algo me tira de la cabeza. Mierda. No puede ser.
Me toco la cabeza.

Sí, se me ha quedado atrapado el pelo. Es lo que tiene sacudirse la melena hacia atrás junto a las puertas de un vagón justo cuando éstas hacen ¡CREC! y se cierran.

sábado, 26 de marzo de 2011

Colorines

Hay que ver la de tontadas que se venden para hacer manualidades. Y eso que a mí todo lo que tenga que ver con la creatividad y las manos me encanta (que cada uno lo interprete como quiera), pero cuando ya se crea una industria tan exhaustiva alrededor de algo me parece excesivo, caprichoso y consumista.



La tienda en la que trabajo gira entorno a una manualidad muy concreta que hasta ahora desconocía. Es originaria de Estados Unidos, con el tiempo se conoció en el norte de Europa y hace unos años llegó aquí.
Ya que es un sector muy concreto no voy a dar más detalles, pero pongamos por ejemplo que existe un tipo de tienda que vende cosas para que uno mismo se haga sus cajitas: las plantillas, los cartones, las bisagras, las maderitas, las cerraduras, las pinturas, los adornos... todo lo que pueda formar parte de una caja.
Pues algo así.

Jamás hubiera imaginado que habría tanta gente cuyo hobby fuera esta actividad (mujeres mayormente, es más bien femenino). Además, no es precisamente barata: para hacer un proyecto más o menos completo, el presupuesto mínimo puede rondar los 50€; eso siendo muy rata, porque chuminadita aquí, chuminadita allá, fácilmente nos vamos a los 100€.


En cualquier caso, el trabajo es bastante entretenido, la gente suele ser maja y mi jefa parece que también lo es. Teniendo en cuenta que el chico al que yo suplo estuvo trabajando ahí dos años y medio, no parece que haya un mal ambiente laboral.



Cosas malas:
  • Llegar a casa a las nueve de la noche es un palo.
  • Los jueves me pierdo más de media clase de italiano y los viernes tengo que salir cinco minutos antes de pilates.
  • El sueldo no es para echar coetes.
  • Mi jefa es más despistada que yo y me da que eso me va a ocasionar un trabajo extra.


Cosas buenas:
  • El trabajo es bastante entretenido.
  • Entre la llegada de la primavera y la de colores que me rodean me han dado ganas de ponerme color a mí misma. El otro día me compré unas medias a cuadros, otras rojas y otras gris clarito con un poquito de brillo. Y hoy hasta he usado sombra de ojos.
  • Tengo fiesta sábado por la tarde, domingo y lunes por la mañana. Para tratarse de un trabajo comercial, no está mal.
  • Los clientes suelen ser majos (a excepción del matrimonio que ha venido hoy con tres niños varones que eran tres demonios y a los que casi fulmino con la mirada).
  • Mi jefa parece enrollada (tiene mi edad, así que si la cosa no cambia puede crearse un ambiente bastante chulo).
  • Tengo un taburete para sentarme tras el mostrador. Parece que esté en la barra de un bar, solo que en lugar de un gin tonic, lo que me estoy bebiendo es un vaso de agua.
  • Está relacionado con la creatividad e indirectamente me puede servir para darme ideas para mis muebles (de hecho, ya he pensado algo para hacer con la silla del escritorio).
  • Tengo trabajo.


P.D: ayer me enteré de que la empresa de mi anterior trabajo ha cerrado, y con movida de por medio porque no pueden liquidar a los trabajadores.

P.D2: Me he hecho un auto-regalo y esta tarde (como tenía fiesta) me he ido a la calle Tallers a comprar vinilos: una edición especial de The Cure (con unos vinilos extra gruesos, exactamente pesan 180 gramos cada uno, te cagas), uno de Everything But The Girl que tiene un buen rollo tremendo (3€ de segunda mano y está nuevo) y dos de Pat Metheny para Ratman (también de segunda mano. Uno de los discos es el primero del guitarrista, de 1975, valía 5€).


Está sonando...

domingo, 20 de marzo de 2011

Homenaje a todo

Hoy, como último domingo de*, he decidido irme a leer al parque antes de coger el tren. Por la mañana, mientras desayunábamos junto a la Sagrada Familia, hacía fresco; pero allí en el parque, a primera hora de la tarde, hace especial calorcito, el sol incluso provoca el enrojecimiento de las mejillas.

Cuando ya llevo un rato leyendo, se acerca la misma pareja de la otra vez, también domingo. Aquel día ellos ya estaban allí cuando yo llegué: ella sentada y él tumbado con la cabeza en el regazo de ella. Ambos con los ojos cerrados, tomando el sol. Yo me senté detrás de ellos, a unos cinco metros.
Hoy yo estoy sentada en el mismo lugar de entonces, y ellos se sientan también en el mismo sitio de la otra vez.
Supongo que todos tenemos un lugar nuestro dentro del parque.


De repente una nube cubre el sol y todos, que estábamos desde hacía rato rodeados de un silencio que incitaba a evadirse, despertamos al unísono. Durante unos segundos nadie hace nada. La pareja entonces se mira e inicia una charla. La chica que lee descalza unos metros más allá (tiene unos pies bonitos) se pone los calcetines. La otra que lee allí, más lejos, se abriga con una chaqueta. Y yo me despierto, y decido ir a comprar unos luckystrike. Y voy caminando de vuelta con uno en la mano, como en aquellos tiempos en los que de vez en cuando me fumaba un lucky.


Parece que hoy empieza la primavera (y las carreras de motos). Será que había que darle la bienvenida. A todo.




"Ahí arriba hay alguien que me quiere, pensó.
Y da la casualidad de que ese alguien soy Yo."


El (pequeño) Gran Dios Om (encarnado en tortuga tuerta),
hablando consigo mismo.
Dioses Menores
*Mañana empiezo a trabajar

jueves, 17 de marzo de 2011

¿De dónde ha salido esto?

En un momento en que estaba poniendo en orden los enseres tras hacer unas pruebas de tinte para la madera (¡es la caña!), he encontrado esto en el salón:

martes, 8 de marzo de 2011

Trillizos

Tras mis últimos procedimientos en el maravilloso y fascinante mundo de la restauración de muebles, he llegado a la conclusión de que ya estoy preparada para ser madre. No estoy hablando poética ni sentimentalmente. No. Estoy hablando desde el dolor, el sufrimiento y las palabrotas. En el último mes he sufrido más de un parto (literalmente) a la hora de tener que hacer ciertos remiendos en mis pacientes que dan más faena que traer trillizos a este mundo.


Parto Nº 1: La mesa de coser

La mesa tenía unos desperfectos en la chapa, con lo que retiré algunos trocitos para sustituirla por chapa nueva. Como no tenía chapa y estoy en el paro y no puedo estar gastando en chapas y tontadas, cogí un taco de madera (que conseguí para hacer una cosa que cuento luego) y confeccioné chapitas con ayuda de una serreta. Trabajo de chinos.





Luego había que encolarlas en las zonas dispuestas y dejar secar. Una vez seco, lijar hasta que quede enrasado con el resto de la superficie.





Que dicho todo así suena muy pim pam, pero de pim pam nada.



Parto Nº2: La puta silla de los cojones

A esta silla a la que adoraba ahora la odio un poco.
La silla tenía la parte superior de los reposabrazos rota: había que serrar para sacar la parte rota, fabricar piezas nuevas (ojo a este punto) para sustituirlas y, por si esto fuera poco, desencolar completamente la silla para volver a encolarla bien.

Sólo el desencolar la silla ya fue una odisea, aquello no lo desencolaba ni su padre. El tema es inyectar agua caliente en las juntas con una jeringa, de esta manera la cola blanca se disuelve y (en teoría) se desencola el tema. Tras acabar con la silla encima del fregadero de la cocina y la jeringa a chorrazo vivo y ver que no había manera, opté por el destornillador y el martillo.
Una vez desmontada la silla (por mis cojones), había que serrar la zona rota de los brazos y fabricar una pieza que la sustituyera. Habemus movida.

Como no tenía madera en casa, fui a un carpintero que hay aquí en el barrio y le pregunte si tenía un retal de cualquier madera que me pudiera dar. Me entregó un taco y le di dos euros para el café (y pena creo que también).

Serrar un taco de nueve centímetros cúbicos es una putada muy grande. Tengo un serrucho que soy incapaz de utilizar, me parece que no tengo fuerza suficiente, así que debí hacerlo todo con una serreta de esas de marquetería, con lo cual para hacer esto tardé lo que no está escrito:




Y luego, cuando le fui a hacer el agujero con el taladro para poder unir la pieza con el respaldo, va y me la cargo (un poquito). Así que tuve que confeccionar oootra piececita para tapar el agujero, porque lo que estaba claro era que no iba a empezar otra vez de cero. Su puta madre. Hice un apaño (en eso soy experta), esto por aquí, esto por allá y al final hasta da el pego:



(Este parto fue el más jodido. Aquí no he escrito ni la mitad de palabras malsonantes que salieron por mi boca durante este proceso)



Parto Nº 3: El perchero

El perchero ha sido un parto complejo desde un principio, así que como ya sabía de qué iba el tema, al final lo he sabido llevar con más calma: el desafío era confeccionar una pieza que faltaba en uno de los brazos del perchero.


(foto de archivo)

Hacer eso debe ser más sencillo si eres el tío de Bricogarden, o como se llame, el vasco ese que tiene un taller hasta arriba de herramientas, y de blacandequers y con una mesa de carpintero enorme y todo ese rollo. No es mi caso. Yo tengo un escritorio de 90 x 50 y alguna herramienta que otra (lo que sí tengo es una pedazo de caja de herramientas de tres pisos que me regalaron para mi cumple ^^).

El tema era complicado, pero fui haciendo chino chano:






La pieza ha quedado algo amorfa (a mí me gusta llamarlo artesanía), pero se parece bastante a las demás.




En fin, que tres partos, oiga. ¡Tres partos!

Por cierto, mi caja de herramientas:



domingo, 6 de marzo de 2011

Traigan la camisa de fuerza, por favor

Estaba junto a la ventana mientras sonaba David Bowie, y aparece en medio del patio de abajo (el terrado donde dan los extractores del Caprabo) un gato negro. Paseando, tan tranquilo.
Hace más de seis años que vivo aquí, y jamás vi pasar un gato. No hay. He visto palomas, vivas y muertas. Pero nunca gatos. Jamás.

Ha aparecido pues el gato negro, se ha parado para tumbarse y se ha quedado un rato ahí, junto al muro. Yo lo observaba lamerse entre la ropa que tengo tendida. En un momento en el que he usado el mechero, el gato se ha girado y se me ha quedado mirando. Nos hemos quedado mirando durante unos segundos. Entonces se ha levantado, y ha seguido caminando.
En ese momento me he puesto de puntillas para ver por encima del tendedero, lo he visto durante un segundo y ha desaparecido.

He mirado hacia todos lados, no estaba. He movido la ropa, mirado y requetemirado y el gato no está.

No sé ni de dónde ha salido ni por dónde se ha ido. Yo alucino con este domingo loco que empezó con Dalí, siguió con Kerouac tomando el sol y acaba con un gato negro fantasma.

Musa

Él quería crear esa sensación en el espectador de sentir la necesidad de tocar sus obras, de querer entrar en ellas, y yo siempre he caído como una mosca. Y quiero meterme en todos, flotar dentro como flotan sus cuadros.
Siempre ha sido un imán para mí. El único.

Llevo media vida deseando tener un sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar. Y antes de despertar quiero verlo a él, el único que ha despertado en mí el anhelo de que me dibujara, igual que dibujó a su Gala.




Siempre he tenido la fantasía de imaginarme en los años treinta, en algún café amplio y elegante lleno de humo. De repente, verlo a él sentado en una pequeña mesa redonda, luciendo su entonces discreto bigote y una percha inmejorable. Que me viera, se levantara y caminara hacia mí mientras yo sigo sentada observándole acercarse, tan elegante, siempre caballero, con un porte y una presencia que no he vuelto a ver en nadie más. Y que una vez sentado a mi lado inyectara en mis ojos esa mirada ambigua, que transmite poseer una mente privilegiada, poderosa y única, pero que esconde algo extravagante e impulsivo. Y en ese instante, justo en esas décimas de segundo de cruce de miradas, tener la certeza de que no podría separarme de él jamás.



Cómo te he envidiado siempre, dulce Gala. A mí también me habría cegado hasta el punto de ser lo que da sentido a mi vida, y yo ser quién le diera sentido a la suya.






Él decía que Dalí nunca moriría porque era mal pintor, que moriría cuando llegara a ser un pintor excelente, porque no podía morir hasta que no aportara lo máximo al mundo del arte. Pero no tuvo en cuenta que su vida era su musa, por encima de su arte; y la muerte de su inspiración fue lo que le hizo morir a él, que sí sabía que era el mejor pintor del mundo.

"La gente se ríe al ver por primera vez mis cuadros. Pero tras 12 años, los científicos reconocen que cada pintura mía es una auténtica profecía"
Salvador Dalí.


viernes, 4 de marzo de 2011

Momento decisivo

A toda persona le llega el momento crucial en que la necesidad de cambiar algo de su vida se vuelve primordial. La necesidad de mover ficha.
Ese día, después de tanto tiempo, ha llegado: he decidido reorganizar la estantería del pasillo (la anteriormente conocida como "estantería fea del pasillo").

La estantería fea del pasillo era de color marrón feo (por eso lo de fea), de ese material de antes que la madera parece plástico. Ocupa como tres metros de largo (mi pasillo hace L y la estantería ocupa la mitad de uno de los brazos) y llega casi hasta el techo (tengo unos 2'70m. de altura <-- esto me ha quedado de la profesión). Bueno, era fea de cojones y la tenía que daba miedo, así que hace ya un tiempo decidí pintarla en un tono marfil, y en lugar de usarla como estantería la uso como "expositor" de fotos. Todo y eso, estaba como inutilizada; a excepción de la parte central, a la cual le "adapté" <-- Chapuzas Pecosa S.L. - unas puertas que tenía por ahí de un armario de Ikea, y en las que cuelgo mis postales (esta parte central cerrada con puertas hace de alacena). En definitiva, le faltaba "algo". Por cosas que ahora no vienen a cuento, hoy he ido a coger uno de los libros que tenía en el despachito junto a las plantas, dónde toca el sol por la mañana, y al sacarlo he visto que se había decolorado por las zonas que quedaban a la vista. "¡Hostias! ¡Del sol, qué tonta!", pienso enseguida. En su día los puse ahí porque quedaban bonitos, pero no pensé en que el sol podía dañarlos porque tampoco es que le dé muchas horas al día. Había que cambiar los libros de sitio. La mayoría estaban bien. El más dañado resultó ser ése que había ido a consultar, pero como era un libro de autoayuda que me regalaron y que jamás me interesó leer, no me ha importado tanto. Y todo esto que parece tan enrevesado pero que es la mar de sencillo es lo que ha desencadenado que haya tomado la decisión de que los libros se tienen que ir al pasillo: un lugar fresco y seco, sin cambios bruscos de temperatura y dónde no da (ni pizca) el sol. Y la conclusión es que la estantería ha ganado. No diré que bastante, pero le ha dado un poco más de calidez a mi Pasillo Tenebroso®

Y como ahora estoy en plan "sacar fotos" (¡¡no entiendo lo del obturadooor!!), pues le he sacado una foto:
La de la foto de arriba soy yo metida en un zueco gigante en Ámsterdam