sábado, 1 de noviembre de 2008

Mi casa: vida y milagros (Episodio 2)

De lo que es el piso ahora a lo que era entonces, ha llovido mucho...


Como no teníamos sofá, lo montamos con unos palés sobre el que pusimos dos colchones individuales. Quedó tipo chaise longue, pero a lo cutre. MUY a lo cutre. Luego, el chaise-longue-versión-chapuza pasó a ser sustituido por el sofá-más-barato-de-ikea. Era lo que había...


Por otro lado, la nevera que teníamos debía ser de la época de Franco como mínimo. Eso sí: funcionaba de perlas, que ya se sabe que antes las cosas se hacían para que duraran, no como ahora.

No teníamos ningún tipo de cortina, así que nuestra casa era como un Gran Hermano, cosa que nunca nos preocupó...

Las paredes del piso hacía siglos que no las pintaba nadie. Así que mi padre nos echó un cable y nos pintó las habitaciones, el pasillo, el baño. Una vez más, un solete.
Pero, claro, el comedor no se pintó porqué era un follón. Así que se quedó tal cual estaba. Imaginaos: el gotelé ese feo ennegrecido (porqué era más gris que blanco), los palés con los colchones por el suelo, una estantería que había altísima, que la tumbamos en horizontal en plan "mueblecito bajo" ( ¡¡O_O!! ) y la decoración comprada en el chino. Además, la luz del salón era fluorescente, como la de la cocina. El conjunto era penoso. Cero calidez. Cero hogar.

Por suerte, con el tiempo y un curso de interiorismo (y madurar, que hace mucho), tras la marcha de mi compañera de piso, estuve unos meses sola en el piso e hice algunos cambios... Hoy el piso parece otro.

3 comentarios:

vittt dijo...

el gotelé es uno de los siete pecados capitales. si me apuras los tres primeros.

Pecosa dijo...

El gotelé me persigue. Y además es como con las cucarachas: no hay forma de acabar con él, está en todas partes. En el momento menos esperado te giras y ¡pam! gotelé. Y el susto es de infarto.


Haber elegido muerte.

vittt dijo...

gotelé? quítamelo! quítamelo!