Llegar a casa. Encontrársela vacía. Darse una ducha más larga de lo normal con agua bien caliente.
Cocinar. Cenar. Sin música, sin tele, sin nada.
Tumbarse en el sofá...
A veces disfrutar de la soledad de tu casa por la noche, aunque sólo sean un par de horas, es un regalazo.
10 comentarios:
brindo por esos ratos con una misma
es un gustazo, pero yo no puedo cenar en silencio. tiene que haber tele o música.
Ni que lo digas, en mi casa somos 5
Chuikov: yo tampoco suelo cenar sin ruido de fondo. Lo que pasa es que generalmente no estoy sola, y estándolo ayer me apetecía silencio absoluto (bueno, a excepción de los gritos de los chavales que juegan a baloncesto en el cole que tengo en frente ¬¬)
Critter: te entiendo perfectamente. En el primer piso en el que viví como mujer independiente y autosuficiente éramos cinco, también. Por suerte éramos bastante tranquilas...
Música: ¡y yo brindo, también! Y hoy, brindo doble, que lo necesito. ¡Salud!
Ese es uno de los pocos placeres que tenemos la gente que vive sola. El silencio más absoluto cuando uno lo necesita.
Pero mejor no recordar todo lo que nos falta...
Las dos caras de la moneda, como todo... Yo nunca he vivido sola, no sé si me gustaría, tampoco...
¡Eso!
¡Qué vivan esos ratos tranquilicos!
¡Salud!
compro todo.
Una de las cosas buenas de no trabajar es precisamente ésa: que tengo mucho tiempo para mí sola. A veces, hasta demasiado.
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