I need you, Quentin

Hoy es uno de esos domingos que una no tiene planeado. E improvisa.

Me he levantado (gracias por hacerme de despertador, vecinos) y antes del café he puesto una lavadora. He hecho el café mientras recordaba que hoy había carreras de motos, así que me he puesto la de 125c.c. mientras desayunaba.
Termina la lavadora, pongo otra. Tiendo la primera. Empieza 250c.c. Tiendo la segunda. Tengo hambre, pero no ganas de cocinar, es domingo. Recuerdo que compré chorizo de Pamplona (mmmm...!) y me hago dos sandwiches mientras veo MotoGP. Y gana mi rey, mi Dottore.

Pienso que hacer... No tengo ganas de quedar con nadie, ni de salir de casa (solo pensar en vestirme... qué palo...). Así que pienso, y hace mucho que no hago una maratón de películas. Así que voy al lío.

Leaving Las Vegas: sí, ya sé que es quizás demasiado para la sobremesa, pero tenía ganas de verla, Nicolas Cage está espectacular. Y de vez en cuando me apetece ver películas durillas, así que empiezo con esa...

Cujo: pensé en poner alguna de Stephen King que no hubiera visto, y me vino a la cabeza ésta. No sé si es que estoy mal acostumbrada al cine de ahora, pero hasta el minuto cuarenta y algo no empieza la acción, y es una película de una hora y media... No sé, entre la hora que era y que no acababa de arrancar la película, me venían ganas dormir, y no quería, así que he pensado en algo más movidito. Y entonces...

Jungle Boogie... !! Jungle Boogie...!! ...

Ya me vale... Cómo no había pensado antes en eso? Yo lo que necesitaba era a Tarantino, hombre!! Solo él podía amenizarme el domingo. Y como no he visto aún Grindhouse (el par de películas que hicieron conjuntamente él y Robert Rodríguez) me he lanzado de cabeza. No podía esperar a que se me bajara del Ares, así que me he puesto como una loca a buscarla por las páginas de cine online. Y ya la tengo... Ahí está Planet Terror esperándome... He visto dos minutos y se ha parado, así que la he dejado bajando mientras escribía esto. Y mientras tengo Death Proof bajando, para luego...

Ahora os dejo, me espera música de los 70, una retahíla de actorazos (que cuánto más los usan estos directores para sus películas, más me gustan), escenas viscerales y mi querido Quentin, que no me falla nunca.

Qué haría yo sin ti...