La vistosa vecina

Hoy, mientras venía caminando hacia el trabajo, me he cruzado una vez más con esa mujer que debe vivir por el barrio, la que debe pasar de los sesenta ya y siempre pasea con sus perros. Lleva el pelo cortito, tipo melenita, cortado en recto, alisado con secador y teñido de negro azabache. Siempre lleva gafas de sol.

Bien, pues esta mujer levanta pasiones cada vez que pone un pie en la calle (posiblemente también en su casa). No sé si estará casada o no, pero como dice Ratman, esa pide pito a gritos. Hoy, por ejemplo llevaba una mini-falda negra que le llegaba por la mitad del muslo, una camiseta de tirantes también negra que se le ceñía al pecho (de medida más que aceptable pero sin ser desproporcionado) y unas plataformas de infarto. Sí, la re-que-te-miro cada vez que la veo. Y pienso un poco ambiguamente: por un lado creo que la mujer ya tiene una edad para vestir como una cantante de pop, pero por otro lado... Dios mío, yo si con sesenta años tuviera esas piernas también vestiría así! De envidiar: la mujer tiene la piel morena (sin requemar, como alguna otra que vi...), tersa, las carnes en su sitio y ni una variz que yo haya visto (el otro día me descubrí una... :·s ). También es cierto que la ropa bien sexy y los tacones hacen maravillas en una mujer... Habría que verla como vino al mundo, a ver que pasa (más de una sorpresa me he llevado en los vestuarios del gimnasio, la ropa hace mucho...).

De todas formas, habría que conocer su historia, y como hace para mantenerse así. Quién sabe, quizás es una mujer soltera y sin hijos, que se tira todo el día en el gimnasio o se ha hecho algun arreglito porqué le que le gusta estar provocadora y tiene una vida sexual más que satisfactoria para su edad. Tampoco hay nada de malo en eso, no hace daño a nadie. Aunque seguro que más de una la tiene entre ceja y ceja, que ya pasa. Para mí, ole sus huevos. Alegra la vista a más de uno y nos demuestra que se puede estar tremenda después de los sesenta. Chapeau.