jueves, 21 de agosto de 2008

Mundos

Ratman y yo nos hemos aficionado a una serie de reportajes llamada El mundo en moto, con Ewan McGregor. El actor, acompañado de dos motoristas más y un equipo que los sigue en coche por si pasara algo, se enfunda el traje de motero y se sube a una BMW espectacular, rumbo a la aventura. Salen desde Inglaterra, cruzan Europa, Asia, vuelan hasta Alaska, atraviesan Canadá y EEUU hasta Nueva York. Casi nada. Y todo en moto.

Es increíble ver la evolución de la historia a medida que pasan los episodios. Mientras se mueven por Europa, parece que no muestren nada que no hayamos visto ya. No saben lo que les espera.

Es increíble pensar que exista un país con sólo 130 km. de asfalto en todo el territorio. Creo que era el caso de Mongolia, si mal no recuerdo. El resto eran todo senderos de tierra, o en el peor (y la mayoría) de los casos, barro. Caen continuamente, se les rompen las motos, tienen accidentes... Por un momento se plantean cruzar de nuevo la frontera y volver a Rusia, dónde hay carreteras asfaltadas. Pero pensándolo en frío, Ewan recapacita: "me quedo con el país dónde no entiendo nada". Y es que la gente es increíble, todos sonríen, todos son hospitalarios, son felices... No necesitan más de lo que tienen, seguramente porqué nunca lo han tenido, pero así están bien. Allí nadie sabe que es Ewan McGregor, un actor famoso del mundo occidental, quién está comiendo testículos de cabra en el interior de una gran tienda de campaña del poblado. Ni falta que les hace.

Eso me hizo pensar en el mundo en el que estamos, tan diferente al mundo de esa gente, dónde aún usan animales para arar la tierra.

Pensamos que el mundo es lo que vemos, lo que conocemos. No tenemos ni idea de que en un planeta tan pequeño como el nuestro hay otros mundos dónde no se venera la televisión de plasma y la gente sonríe más.

6 comentarios:

vittt dijo...

si consiguiera que un extranjero se comiera los testículos de una cabra, o cualquier otra delicatessen local también sonreiría ;-) si te curras bien esos viajeros intrépidos de comen cada cosa que haría vomitar al jefe de la tribu.

Pecosa dijo...

Tú ponte esto, busca el minuto 28:28 y observa. ¡Mmmmm!

vittt dijo...

pero a cuántos bichos han de desgraciar los bajos esa gente para hacer un puchero?

Pecosa dijo...

¡Jajajaj! ¿Has visto cuántos huevecillos había? Ríete tú de las habichuelas de la abuela, eso sí que es un potaje de cojones.

vittt dijo...

jajajajjajjajjajaaay...
mamá, el potaje de la abuela está de puta madre. mamá? mamáááá?

Pecosa dijo...

¡¡Jaaaajaajajajajajaajja!! ¡¡Que me partooooo!!

Ufff... estamos tan mal que con nosotros no harían ni potaje...

Ais, que risa...