martes, 3 de febrero de 2009

Mujer al volante...

Esta tarde, entro en un Schlecker (¿Sclheker? ¿Shclekcer? En fin...) a comprarme unas galletitas. El local estaba más solo que la una. Una dependienta le cobraba a su compañera unos productos mientras una mujer, de unos sesenta y algo, paseaba por la tienda con un carrito y su correspondiente niño. La típica abuela que va a buscar al nieto para cuidarlo mientras los padres vuelven del trabajo.

Voy por la góndola de las galletas, eligiendo el caprichillo que me iba a zampar, y oigo de fondo a la abuela, con voz cansina: "nooo tooooques...". Pasan 30 segundos. ¡PAMPUMPIMPAMPUM! Me giro y veo a la mujer que ha arrasado con el cochecito la góndola de los champús. "Joder, y le decía al niño que no tocara...", pienso. Y voy y recojo los geles del suelo:

ABUELA PELIGROSA AL VOLANTE: - Ay, niña, si es que miraba qué tintes eran estos y mira...
PECOSA: - Nada, nada, mujer...

Avanzo por la góndola de las galletas, pillo unas y voy a la caja. Como ya me la veía venir, me doy la vuelta otra vez. La veo mirando a cualquier parte excepto por dónde andaba, mientras chocaba una vez contra la góndola de la izquierda y, al girar con el carro para esquivarla, contra la de la derecha. Esta vez no se cayó nada, pero los ruidos de los choques hacen que las dos dependientas y yo nos la quedemos mirando unos segundos...

Mientras avanza y se dirige a la caja, acabo de pagar yo. Ya estoy saliendo por la puerta, y oigo: "¡PLONGGG, RAAAAAAAAS!". El expositor de Trident a la mierda. De esos metálicos de pie, de metro setenta de altura y noventa de ancho; llenos de chicles, Smints, Mentos... Todo paquetitos chiquititos, la hostia de jodidos de colocar ordenadamente de nuevo en su sitio (sé lo que me digo. Estuve cuatro años trabajando en una tienda cuyo mostrador de golosinitas tenía que estar "SIEMPRE IMPECABLE" ¡Aaaaaaaarg!).

Total, que desde aquí un llamamiento a los que dejéis a los peques con los yayos: compradles un casco. Pasan cosas que vosotros nunca sabréis, y nunca os contarán.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De aquí a nada,, algunas van a tener que pasar el psicotécnico antes de entrar en el supermercado. No me la quiero imaginar con un carrito en una tienda de vajillas.

Pecosa dijo...

Imagínate... La detendrían por alteración del orden público.

Critter Venudo dijo...

Jajjaajjajaj Pecosa esa no era una abuala al volante era Mr. Magoo. Menudo desastre.