jueves, 16 de abril de 2009

Crónica climatológica

El día de hoy en Barcelona ha sido, climatológicamente hablando, de lo más normalito:

Me levanto y miro por la ventana, como cada día desde que ha empezado esta primavera loca. "Mira qué bien, hace un poco de solecico..."

A las once ya estaba nublado. "Ya estamos..."

A eso de las doce, doce y algo, viene una mujer a pedir un presupuesto. Me comenta, entre otras cosas, que nunca va a la peluquería pero que hoy ha ido, dado los pelos que llevaba (la mujer presentaba una melenita visiblemente recién alisada).
A los diez minutos la tienda se oscurece repentinamente. Miro al techo, pero veo que todos los focos siguen funcionando. La luz que falla viene de afuera. El cielo está gris. No, TODO está gris. Un gris muy extraño, como si le pusiéramos un filtro grisáceo a una fotografía. La mujer sale con su presupuesto a la calle mientras dice: "va a caer una tremenda", y piensa "el alisado a la mierda".
Me siento en mi silla. A los dos minutos, y de golpe, un ruido escandaloso viene de la calle y envuelve la tienda. Alguien golpea los cristales desde fuera. Levanto la vista sobresaltada.
Es una granizada. Una granizada del copón. Caen del tamaño de garbanzos. Los conductores parados en el semáforo miran el cielo anonadados. En el bar de la esquina, todos corren hacia la cristalera. Mire a donde mire hay alguien llamando por teléfono o echando una foto con el móvil.
Tres minutos. En tres minutos se ha quedado todo blanco. Entonces, ha parado en seco. Alucinante.

A medio día voy a comer con las compañeras. Caían cuatro gotas antes de entrar al restaurante.
Después del café, volvía con la chaqueta en la mano al trabajo: un sol acojonante.

Por la tarde se nubla.

Cuando salgo de trabajar, viento.



Creo que me estoy volviendo loca.

11 comentarios:

Unknown dijo...

Pues algo parecido ha pasado hoy en Coruña. Cuando salí a trabajar hacía frío y me abrigué con capas de ropa. Cuando salí a las dos, ya me sobraba todo. A las seis decidí ir a correr, ya que el sol estaba radiante. Llegué a casa mojado: por el sudor y por la tormenta de agua que cayó en media hora.
Así cualquiera planea nada.

Pecosa dijo...

¡Jajajaj! Qué gracioso oírte maldecir el tiempo con ese acentillo gallego: "¡Carallu! ¡Nusequé nusecuantus!..."

El Zorrocloco dijo...

Nusequé nusecuantus! LOL XDDDDD

Así empezaba El día de mañana. No digo mais!

Pecosa dijo...

No, si ya lo he pensado, ya. Que nos vamos a tomar viento. Que jiñe, oiga.

Unknown dijo...

Tienes razón en una cosa. Por donde yo vivo, somos más bien castellano parlantes. Pero a la hora de decir tacos lo hacemos en gallego, que suyena más fino. Cosas de galleos.
Y es ¡Carallo!.

INSPIRACIÓN dijo...

Me gusta.
Pasa en México también.
Besos
Adela

Pecosa dijo...

Pues sí que sois raros los gallegos... Que a mí eso de desahogarme en catalán (que es más fino que el español, también) no me hace efecto. Donde esté un buen "¡cagoensuputamadre, joder!"...

Adela, gracias por pasar.

Unknown dijo...

Pero es que en gallego las palabrotas tienen más gracia. No me digas por qué, pero es así.
Y no solo empleamos el gallego para decir palabrotas. Para hacer una aseveración categórica, también lo usamos. Sobre todo para decir la última frase en una discusión o para llevar la razón.

Ahora que lo pienso, algo raros sí somos.

Pecosa dijo...

Claro, por eso te comentaba al principio lo de gracioso, el tono de los gallegos es divertido de por sí, por muy enfadado que el gallego en cuestión esté.

Raros, sí. Pero de un salao...

vittt dijo...

eso pasa cuando los de arriba prueban la nueva máquina meteorológica.

Pecosa dijo...

No recordaba este día, qué fuerte...

Es una peña que este año no haya habido ni granizada ni nevada, con lo diver que es...