domingo, 30 de mayo de 2010

Toca post de primavera (como todos los años)

Después de seis meses (¡o más!) de nubes y lluvia (¡ni que esto fuera Galicia!), por fin parece que sí, ya estamos en primavera.

El sol sale casi cada día, y el calorcito parece que llega para quedarse con nosotros unos meses.
Llega el calorcito, y con él, las consecuencias del calorcito (que siempre son las mismas, pero cada año se habla de ellas).

Consecuencia 1: los olores corporales

Entra una clienta de unos sesenta y tantos. "Holaaa, vengo a por el presupuesto". ¡PLAF! Hostia en la napia. ¡Copón, qué peste!. "Uff, estoy empapadita. ¡Es que vengo de hacer recados y llevo un sofoco...!". No, señora, no viene sofocada, viene sin lavar desde vaya usted a saber cuando, que el otro día venía de su casa y apestaba igual, pedazo de gorrina.

La mujer no pasó de la mesa (situada en la entrada de la tienda), y el olor invadió toda la tienda. El ambientador sacaba humo cuando la mujer se fue y empecé a arrearle por todo el local.

(Voy a omitir las experiencias de olores corporales en el metro. Ojalá fuera siempre como el día del chico que olía bien...).



Consecuencia 2: la hora del despelote

No ha salido aún el primer rayo de sol, pero se intuye, y ya van todas con los shorts, camisetas de tirantes, escotes hasta el ombligo y sandalias.

Si en mayo van así, ¿cómo se supone que hay que ir en julio?



Consecuencia 3: la alteración hormonal

Esta categoría no se ciñe simplemente al colectivo de los paletas que, gracias al Plan E, están dispersos a lo ancho y largo de Barcelona (cosa que hace que una vaya con la autoestima por las nubes de casa al metro, del metro al trabajo y viceversa).

En esta categoría, en esta sí, debo (francamente) englobarme.

El caso es: ¿por qué el 80% de los hombres con los que me cruzo por la calle me parecen interesantes?
¿Por qué voy al súper (o al metro, o a un bar, o al chino) y se me dispara el radar?

Luego me pasan cosas, como hoy, cuando ha entrado ese tío, el que estaba para mojar pan. Que una, como una idiota, se queda mirando y no dice ni "hola". Que, cuando se cerciora de que el chico se ha dado cuenta del embelesamiento, intenta hacerse la profesional hablando de puertas batientes y puertas correderas, mientras le sube toda la sangre a la cabeza del sofoco.

¿Cómo controlo esas cosas? ¡No se puede ir por la vida más salida que un balcón!
Aunque la pareja de adolescentes que casi todos los días viene a darse el lote contra el cristal del escaparate que hay junto a mi mesa no ayuda. ¡No ayuda! ¡Están delante mío, dándose el lote! ¡Joder, que no soy de piedra!

¡Es así! ¡No se puede dominar el poder de la naturaleza!

Ay, la primavera...



Consecuencia 4:

Una vez dicho lo dicho, ¿¿a quién le importa la consecuencia 4??

jueves, 27 de mayo de 2010

Haciendo amigos

Acabo de tener una conversación telefónica que ha sido de todo menos usual:

TIRURIRURÍ TIRURIRURÍ
PECOSA: - *******, digui'm?
(a partir de aquí traduzco al castellano)
INTERLOCUTOR: -¡Hola! -dice excesivamente entusiasmado
PECOSA: - Hola... Dígame...
INTERLOCUTOR: - ¿Esto es una empresa?
PECOSA: - ... Em... Esto es una tienda de armarios...
INTERLOCUTOR (igual de entusiasmado): - ¡Ah! ¡Armarios!
PECOSA: - Pues sí...
INTERLOCUTOR (ha seguido entusiasmado durante toda la conversación, así que no lo especifico de ahora en adelante): - ¡Ah, muy bien! Y oye, ¿tenéis faena?
PECOSA: - ... Eeem... Bu-bueno, vamos haciendo... - ipso facto pienso "¿¿para qué le contestas, idiota??"
INTELOCUTOR: - Claro, bueno, yo lo decía porque debéis tener faena, ¿no?
PECOSA: - Bueno, va a días...
"¿¿Qué coño estás haciendo, nena?? ¡Qué le vas a contar a éste!"
INTERLOCUTOR: - Ya, yo lo decía porque como hay tanta gente que sale del armario, debéis tener trabajo, ¿no?
(o_O??)
PECOSA (acostumbrándome ya a lo surrealista de la conversación y adoptando un tono neutro y desinteresado): - Eso ya es otro tema, eso ya es otro tema...
INTERLOCUTOR: - ¡Jajaja! Era un chiste, esto del armario.
("Qué chispa")
PECOSA: - Ya, sí, pero es que no soy mucho de chistes yo...
INTERLOCUTOR: - Oye, ¿y como te llamas?
PECOSA: - Emmm... -"a ti te lo voy a decir, chato"-. Bueno, ¿puedo ayudarle en algo más?.
INTERLOCUTOR: - No, es que me ha resultado simpático cómo te tomas las cosas, así tan pasota y tal.
(No era pasotismo, era shock)
PECOSA: - Sí, bueno...
INTERLOCUTOR: - Claro, es que si uno vende o no vende, es mejor pasar de todo, ¿no?
PECOSA: - Bueno, venga, gracias, ¿eh? -
(¿¿Gracias porqué??)
INTERLOCUTOR: - ¡Venga, simpática, hasta otra!
PECOSA: - Haaale, déu déu...


¿Quién coño era?
¿Qué cojones quería?
¿A quien narices buscaba?

Voy a googlear el número de teléfono, a ver qué sale.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Que alguien me diga que cambie de tema, por favor

Si a muchos de los fans de Lost les dijeran hace cuatro días que iban a pensar igual que Hitler...

martes, 25 de mayo de 2010

Este post va de Lost, para variar.

(Ojo, contiene spoilers* a punta pala)


A mí me la pela que los majetes de la isla hayan dicho: "venga, vamos a hacer una reunión en la iglesia esta y así nos vemos las caras y nos echamos unas risas".

A mí, lo que realmente me preocupa es:

¿Porqué si lo único que querían era reunirse no hacían una costillada?

¿Pueden juntarse por separado? Por ejemplo, ¿pueden James y Juliet decir "¿te va bien quedar tú y yo solos la semana que viene para echar un clavo?"?


De verdad, qué manera de complicarse la vida.

...

En fin, la serie era demasiado buena. Y aunque el final pesa, dejó buenos recuerdos (y siempre podemos recurrir a borrar de nuestra mente el final real e inventar uno nuevo, ¿no Peibol?).

Era guay el pie gigante de la costa de la isla (aunque no sepamos qué es. Pero molaba).

Y los ya míticos víveres con el logo de Dharma, claro. Todos queríamos tener latas de atún Dharma en casa.

Y qué gracia cuando decían "te dejo un rastro para que luego puedas encontrarme". Cosa que nunca he acabado de entender del todo. Siempre me he preguntado si yo sabría hacer lo de los rastros en caso de que me perdiera en una isla...

Y James...
Y Desmond...
Y Sayid...
Y Jin...

Joder, no sé como en esa isla no se follaba más.
En fin, WHAT IS DONE, IS DONE.




*¿¿Quién conocía la palabra spoiler antes de LOST??

viernes, 21 de mayo de 2010

¡Hábleme, hábleme, Sr. Darwin!

Cómo me habría gustado poder husmear en el estudio de Charles Darwin...



Tan grande, tan elegante y acogedor, tan lleno de cosas interesantes... Seguro que debía oler bien.

Me habría encantado husmear, y preguntarle al Sr. Darwin: "¡Sr. Darwin, Sr. Darwin! ¿¿Qué está haciendo con esa planta??", o "¡Sr. Darwin, Sr. Darwin! ¿¿De qué hablan todas esas anotaciones??", o "¡Sr Darwin, Sr. Darwin! ¿¿Qué guarda en esos frasquitos??".

Posiblemente, el Sr. Darwin me echaría de su casa por pesada, o a lo mejor no, porque era de lo más afable. Seguramente me sentaría en ese diván, el mismo en el que dejaba dormir a sus hijos cuando eran pequeños y enfermaban, para hacerles compañía mientras él trabajaba; y me dejaría hojear sus libros. Y luego, al rato, mientras nos tomamos un té, le pediría que me explicara alguna batallita del Beagle...



Ay... Pagaría por una taza de té con el Sr.Darwin...

(Dibujos sacados del libro DARWIN: La expedición en el Beagle, de Alan Moorehead. Ediciones el Serbal)

martes, 18 de mayo de 2010

Juicio delirante

Hoy he soñado que iba a misa.


Y mientras esta mañana observaba mi mejilla y ojo izquierdos levemente hinchados, pensaba en que si Dios existiera, no permitiría que tener juicio fuera tan doloroso.

lunes, 17 de mayo de 2010

Metamorfoseándome: de pichón a cóndor

Dicen que el cóndor puede llegar a vivir hasta 70 años. Sin embargo, a los 35 tiene el pico y las uñas de sus garras tan débiles, que no puede cazar, ni comer nada. Entonces, el bicho (qué grande la naturaleza) se va a la cima de una montaña y se queda ahí un tiempo. En ese tiempo, el cóndor empieza a picar la piedra con ese pico débil y blando, hasta que se lo arranca. Entonces, le crece un pico nuevo, completamente duro y capaz de romper de nuevo su comida. Con el pico, además, se arranca las uñas, que también vuelven a crecer. Esto es un proceso durísimo para el pobre cóndor, pero sabe que, de hacerlo, vive 35 años más.
Así como hace el cóndor, hay que saber ver a las crisis como los Japoneses lo hacen: como una oportunidad de mejorar. Todos los procesos son dolorosos, pero cuando uno los aprovecha, puede mejorar mucho.


Gracias, Gonza.

domingo, 9 de mayo de 2010

La publicidad ya no es lo que era...

A raíz de un vídeo que me recomendó El Zorrocloco referente al anterior post, me lié a ver anuncios argentinos en Youtube (a día de hoy me quitan el Google y Youtube y creo que me matan).

Si bien muchos de nosotros coincidimos en que los argentinos son grandes publicistas, también han tenido su pasado (que a mí me recuerda a los primeros años de Telecinco).

Zorro, te los dedico porque si no hubiera sido por tu link no los habría descubierto. Benditos '80.





sábado, 8 de mayo de 2010

Es cultural

No me considero especialmente futbolera. Me suele ir a épocas, cuando me da.

Pero el Mundial es otra cosa. Junto con las Olimpiadas, es de los pocos acontecimientos deportivos que unen prácticamente a todo el planeta. Y eso no deja de ser fantástico.

Cada equipo defiende a ultranza a su país, lo dan todo, le ponen toda la pasión.
Pasión. Es curioso como esa palabra puede tener interpretaciones tan distintas, según punto del mundo en el que se esté.



Este anuncio me lo pasó Ratman el otro día. Y yo, que no me considero especialmente futbolera, sólo a épocas, cuando me da, incluso sentí que se me erizaba el vello de los brazos. Quizá por cómo lo expresan, quizá por la música, quizá por la envidia.

Futboleros o no, tenemos que reconocer que el vídeo está más que bien hecho. Si una cosa hacen bien los argentinos es la publicidad. Y qué queréis que os diga, para mí, que he ido a ver al Barça al Camp Nou y la mayoría del tiempo ha habido un silencio sepulcral, y he ido a un bar a ver la liga Argentina y los chicos no han dejado de cantar durante todo el partido, tienen toda la razón del mundo. Eso sí es pasión futbolera.

martes, 4 de mayo de 2010

Efecto mofeta

No sé que debe ser. ¿Seré yo?

...

Compañera de tienda que tengo, compañera que vuela.
Así, fiu.
Tarde o temprano desaparece.

La semana pasada mi compañera decidió arreglar los papeles con la empresa e irse al paro.
Con esta ya son tres en un par de años, más o menos, las que vuelan estando codo a codo conmigo.
La primera, en febrero del 2008. Trabajaba conmigo en la otra tienda. La despidieron.
La segunda, en junio del 2009. Trabajaba conmigo en esta tienda. La despidieron. (Esto demuestra que no era la tienda anterior, que estaba maldita, sinó yo, que estoy gafada).
La tercera, la semana pasada. Se despidió ella sola, pa chulo chulo, mi pirulo.


Ea, pues nada. Que me las cargo a todas. Tengo más efecto ahuyentador que Pepe.

domingo, 2 de mayo de 2010

Saturday Night Live!

Todo empezó con un ruido que tranquilamente podría ser el de una cajonera o mueble similar cayendo escalera abajo. Como es de entender, una -que ya estaba con un pie en la fase R.E.M.- se despertó de un sobresalto. No hacía mucho que nos habíamos acostado, así que en aquel momento debían ser las dos, dos y pico de la mañana. El estruendo provenía de la escalera del bloque.

Me resulta inevitable no asustarme cuando pasan cosas de este tipo. Los ruidos a cajas cayendo, o a alguien cayendo, o a vete a saber qué cayendo se fueron sucediendo durante un buen rato. Mientras me ponía las manos delante de la boca no podía dejar de pensar, in crescendo: "¿¿pero se puede saber qué coño se supone que están haciendo ahora??".

A ese escándalo que duró unos veinte minutos (en serio, ¿¿qué narices estaba haciendo??), le siguieron unos ding-dongs (DIIIINDONGDINGDONGDIIIIIIINGDOOOOOONG... ¡ñiiii!) del vecino de arriba (responsable del insomnio de toda la comunidad) al vecino de nuestro lado (estos tienen insomnio todos los sábados, pero por otros motivos).

Se abre la puerta. Hablan. Discuten. Siguen hablando. Siguen discutiendo. Portazo. Alguien baja las escaleras. Sale a la calle. Se oyen gritos en la calle.
Pasa un rato.
Se abre la puerta de abajo. Vuelve a subir. Otra vez ruido en la escalera. Otra vez ding-dong.

Brutal.

Luego como guinda ladraron todos los perros de los bloques colindantes a la vez.

En total, una hora, hora y pico de fantástico espectáculo en directo. No sé porqué habíamos pagado siete euros para ir al cine hacía un rato.

Es increíble como en un bloque en el que viven cinco vecinos, cinco, pueden pasar tantas cosas que uno atribuiría a barrios de la peor calaña, así lo digo (y soy consciente de que esto no es Pedralbes, ni ganas; pero vamos, que tampoco es un suburbio...). En dos años, han pasado desde vecinas alcohólicas que "necesitaban sal" a las dos de la mañana, hasta matrimonios cuyas peleas (a veces parecía que iban a tirar el tabique abajo y aparecer en nuestro salón) eran casi diarias; pasando por vecinos que se dedicaban a cambiar muebles de lugar en plena madrugada.
Teniendo en cuenta que, como decía, el bloque consta de cinco pisos, el tanto por ciento de desequilibrado por metro cuadrado es bastante elevado.

Ayer por lo visto tocaba sesión de farloperos y borrachuzos.
Luego los ves durante el día y se hacen los señoritos.

Gentuza.